PRIMERA LECTURA
Hebreos 4:14-6:12
4:14 Por tanto, teniendo un gran sumo sacerdote que traspasó los cielos, Jesús
el Hijo de Dios, retengamos nuestra profesión.
4:15 Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras
debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin
pecado.
4:16 Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar
misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro.
5:1 Porque todo sumo sacerdote tomado de entre los
hombres es constituido a favor de los hombres en lo que a Dios se refiere, para
que presente ofrendas y sacrificios por los pecados;
5:2 para que se muestre paciente con los ignorantes y extraviados, puesto que él
también está rodeado de debilidad;
5:3 y por causa de ella debe ofrecer por los pecados, tanto por sí mismo como
también por el pueblo.
5:4 Y nadie toma para sí esta honra, sino el que es llamado por Dios, como lo
fue Aarón.
5:5 Así tampoco Cristo se glorificó a sí mismo haciéndose sumo sacerdote,
sino el que le dijo:
Tú eres mi Hijo,
Yo te he engendrado hoy.
5:6 Como también dice en otro lugar:
Tú eres sacerdote para siempre,
Según el orden de Melquisedec.
5:7 Y Cristo, en los días de su carne, ofreciendo ruegos y súplicas con gran
clamor y lágrimas al que le podía librar de la muerte, fue oído a causa de su
temor reverente.
5:8 Y aunque era Hijo, por lo que padeció aprendió la obediencia;
5:9 y habiendo sido perfeccionado, vino a ser autor de eterna salvación para
todos los que le obedecen;
5:10 y fue declarado por Dios sumo sacerdote según el orden de Melquisedec.
5:11 Acerca de esto tenemos mucho que decir, y difícil de explicar, por cuanto
os habéis hecho tardos para oír.
5:12 Porque debiendo ser ya maestros, después de tanto tiempo, tenéis
necesidad de que se os vuelva a enseñar cuáles son los primeros rudimentos de
las palabras de Dios; y habéis llegado a ser tales que tenéis necesidad de
leche, y no de alimento sólido.
5:13 Y todo aquel que participa de la leche es inexperto en la palabra de
justicia, porque es niño;
5:14 pero el alimento sólido es para los que han alcanzado madurez, para los
que por el uso tienen los sentidos ejercitados en el discernimiento del bien y
del mal.
6:1 Por tanto, dejando ya los rudimentos de la
doctrina de Cristo, vamos adelante a la perfección; no echando otra vez el
fundamento del arrepentimiento de obras muertas, de la fe en Dios,
6:2 de la doctrina de bautismos, de la imposición de manos, de la resurrección
de los muertos y del juicio eterno.
6:3 Y esto haremos, si Dios en verdad lo permite.
6:4 Porque es imposible que los que una vez fueron iluminados y gustaron del don
celestial, y fueron hechos partícipes del Espíritu Santo,
6:5 y asimismo gustaron de la buena palabra de Dios y los poderes del siglo
venidero,
6:6 y recayeron, sean otra vez renovados para arrepentimiento, crucificando de
nuevo para sí mismos al Hijo de Dios y exponiéndole a vituperio.
6:7 Porque la tierra que bebe la lluvia que muchas veces cae sobre ella, y
produce hierba provechosa a aquellos por los cuales es labrada, recibe bendición
de Dios;
6:8 pero la que produce espinos y abrojos es reprobada, está próxima a ser
maldecida, y su fin es el ser quemada.
6:9 Pero en cuanto a vosotros, oh amados, estamos persuadidos de cosas mejores,
y que pertenecen a la salvación, aunque hablamos así.
6:10 Porque Dios no es injusto para olvidar vuestra obra y el trabajo de amor
que habéis mostrado hacia su nombre, habiendo servido a los santos y sirviéndoles
aún.
6:11 Pero deseamos que cada uno de vosotros muestre la misma solicitud hasta el
fin, para plena certeza de la esperanza,
6:12 a fin de que no os hagáis perezosos, sino imitadores de aquellos que por
la fe y la paciencia heredan las promesas.
SEGUNDA LECTURA
Génesis 49-50
49:1 Y llamó Jacob a sus hijos, y dijo: Juntaos, y os declararé lo que os ha de acontecer en los días venideros.
49:2 Juntaos y oíd, hijos de Jacob,
Y escuchad a vuestro padre Israel.
49:3 Rubén, tú eres mi primogénito,
mi fortaleza, y el principio de mi vigor;
Principal en dignidad, principal en poder.
49:4 Impetuoso como las aguas, no serás el principal,
Por cuanto subiste al lecho de tu padre;
Entonces te envileciste, subiendo a mi estrado.
49:5 Simeón y Leví son hermanos;
Armas de iniquidad sus armas.
49:6 En su consejo no entre mi alma,
Ni mi espíritu se junte en su compañía.
Porque en su furor mataron hombres,
Y en su temeridad desjarretaron toros.
49:7 Maldito su furor, que fue fiero;
Y su ira, que fue dura.
Yo los apartaré en Jacob,
Y los esparciré en Israel.
49:8 Judá, te alabarán tus hermanos;
Tu mano en la cerviz de tus enemigos;
Los hijos de tu padre se inclinarán a ti.
49:9 Cachorro de león, Judá;
De la presa subiste, hijo mío.
Se encorvó, se echó como león,
Así como león viejo: ¿quién lo despertará?
49:10 No será quitado el cetro de Judá,
Ni el legislador de entre sus pies,
Hasta que venga Siloh;
Y a él se congregarán los pueblos.
49:11 Atando a la vid su pollino,
Y a la cepa el hijo de su asna,
Lavó en el vino su vestido,
Y en la sangre de uvas su manto.
49:12 Sus ojos, rojos del vino,
Y sus dientes blancos de la leche.
49:13 Zabulón en puertos de mar habitará;
Será para puerto de naves,
Y su límite hasta Sidón.
49:14 Isacar, asno fuerte
Que se recuesta entre los apriscos;
49:15 Y vio que el descanso era bueno,
y que la tierra era deleitosa;
Y bajó su hombro para llevar,
Y sirvió en tributo.
49:16 Dan juzgará a su pueblo,
Como una de las tribus de Israel.
49:17 Será Dan serpiente junto al camino,
Víbora junto a la senda,
Que muerde los talones del caballo,
Y hace caer hacia atrás al jinete.
49:18 Tu salvación esperé, oh Jehová.
49:19 Gad, ejército lo acometerá;
Mas él acometerá al fin.
49:20 El pan de Aser será substancioso,
Y él dará deleites al rey.
49:21 Neftalí, cierva suelta,
Que pronunciará dichos hermosos.
49:22 Rama fructífera es José,
Rama fructífera junto a una fuente,
Cuyos vástagos se extienden sobre el muro.
49:23 Le causaron amargura,
Le asaetearon,
Y le aborrecieron los arqueros;
49:24 Mas su arco se mantuvo poderoso,
Y los brazos de sus manos se fortalecieron
Por las manos del Fuerte de Jacob
(Por el nombre del Pastor, la Roca de Israel),
49:25 Por el Dios de tu padre, el cual te ayudará,
Por el Dios Omnipotente, el cual te bendecirá
Con bendiciones de los cielos de arriba,
Con bendiciones del abismo que está abajo,
Con bendiciones de los pechos y del vientre.
49:26 Las bendiciones de tu padre
Fueron mayores que las bendiciones de mis progenitores;
Hasta el término de los collados eternos
Serán sobre la cabeza de José,
Y sobre la frente del que fue apartado de entre sus hermanos.
49:27 Benjamín es lobo arrebatador;
A la mañana comerá la presa,
Y a la tarde repartirá los despojos.
49:28 Todos éstos fueron las doce tribus de Israel, y esto fue lo que su
padre les dijo, al bendecirlos; a cada uno por su bendición los
bendijo.
49:29 Les mandó luego, y les dijo: Yo voy a ser reunido con mi pueblo.
Sepultadme con mis padres en la cueva que está en el campo de Efrón el
heteo,
49:30 en la cueva que está en el campo de Macpela, al oriente de Mamre
en la tierra de Canaán, la cual compró Abraham con el mismo campo de
Efrón el heteo, para heredad de sepultura.
49:31 Allí sepultaron a Abraham y a Sara su mujer; allí sepultaron a
Isaac y a Rebeca su mujer; allí también sepulté yo a Lea.
49:32 La compra del campo y de la cueva que está en él, fue de los hijos de Het.
49:33 Y cuando acabó Jacob de dar mandamientos a sus hijos, encogió sus
pies en la cama, y expiró, y fue reunido con sus padres.
0:1 Entonces se echó José sobre el rostro de su padre, y lloró sobre él, y lo besó.
50:2 Y mandó José a sus siervos los médicos que embalsamasen a su padre; y los médicos embalsamaron a Israel.
50:3 Y le cumplieron cuarenta días, porque así cumplían los días de los embalsamados, y lo lloraron los egipcios setenta días.
50:4 Y pasados los días de su luto, habló José a los de la casa de
Faraón, diciendo: Si he hallado ahora gracia en vuestros ojos, os ruego
que habléis en oídos de Faraón, diciendo:
50:5 Mi padre me hizo jurar, diciendo: He aquí que voy a morir; en el
sepulcro que cavé para mí en la tierra de Canaán, allí me sepulturás;
ruego, pues, que vaya yo ahora y sepulte a mi padre, y volveré.
50:6 Y Faraón dijo: Ve, y sepulta a tu padre, como él te hizo jurar.
50:7 Entonces José subió para sepultar a su padre; y subieron con él
todos los siervos de Faraón, los ancianos de su casa, y todos los
ancianos de la tierra de Egipto,
50:8 y toda la casa de José, y sus hermanos, y la casa de su padre;
solamente dejaron en la tierra de Gosén sus niños, y sus ovejas y sus
vacas.
50:9 Subieron también con él carros y gente de a caballo, y se hizo un escuadrón muy grande.
50:10 Y llegaron hasta la era de Atad, que está al otro lado del Jordán,
y endecharon allí con grande y muy triste lamentación; y José hizo a su
padre duelo por siete días.
50:11 Y viendo los moradores de la tierra, los cananeos, el llanto en la
era de Atad, dijeron: Llanto grande es este de los egipcios; por eso
fue llamado su nombre Abel-mizraim, que está al otro lado del Jordán.
50:12 Hicieron, pues, sus hijos con él según les había mandado;
50:13 pues lo llevaron sus hijos a la tierra de Canaán, y lo sepultaron
en la cueva del campo de Macpela, la que había comprado Abraham con el
mismo campo, para heredad de sepultura, de Efrón el heteo, al oriente de
Mamre.
50:14 Y volvió José a Egipto, él y sus hermanos, y todos los que
subieron con él a sepultar a su padre, después que lo hubo sepultado.
50:15 Viendo los hermanos de José que su padre era muerto, dijeron:
Quizá nos aborrecerá José, y nos dará el pago de todo el mal que le
hicimos.
50:16 Y enviaron a decir a José: Tu padre mandó antes de su muerte, diciendo:
50:17 Así diréis a José: Te ruego que perdones ahora la maldad de tus
hermanos y su pecado, porque mal te trataron; por tanto, ahora te
rogamos que perdones la maldad de los siervos del Dios de tu padre. Y
José lloró mientras hablaban.
50:18 Vinieron también sus hermanos y se postraron delante de él, y dijeron: Henos aquí por siervos tuyos.
50:19 Y les respondió José: No temáis; ¿acaso estoy yo en lugar de Dios?
50:20 Vosotros pensasteis mal contra mí, mas Dios lo encaminó a bien,
para hacer lo que vemos hoy, para mantener en vida a mucho pueblo.
50:21 Ahora, pues, no tengáis miedo; yo os sustentaré a vosotros y a vuestros hijos. Así los consoló, y les habló al corazón.
50:22 Y habitó José en Egipto, él y la casa de su padre; y vivió José ciento diez años.
50:23 Y vio José los hijos de Efraín hasta la tercera generación;
también los hijos de Maquir hijo de Manasés fueron criados sobre las
rodillas de José.
50:24 Y José dijo a sus hermanos: Yo voy a morir; mas Dios ciertamente
os visitará, y os hará subir de esta tierra a la tierra que juró a
Abraham, a Isaac y a Jacob.
50:25 E hizo jurar José a los hijos de Israel, diciendo: Dios ciertamente os visitará, y haréis llevar de aquí mis huesos.
50:26 Y murió José a la edad de ciento diez años; y lo embalsamaron, y fue puesto en un ataúd en
Egipto.
TERCERA LECTURA
SALMOS 39
39:1 Yo dije: Atenderé a mis caminos,
Para no pecar con mi lengua;
Guardaré mi boca con freno,
En tanto que el impío esté delante de mí.
39:2 Enmudecí con silencio, me callé aun respecto de lo bueno;
Y se agravó mi dolor.
39:3 Se enardeció mi corazón dentro de mí;
En mi meditación se encendió fuego,
Y así proferí con mi lengua:
39:4 Hazme saber, Jehová, mi fin,
Y cuánta sea la medida de mis días;
Sepa yo cuán frágil soy.
39:5 He aquí, diste a mis días término corto,
Y mi edad es como nada delante de ti;
Ciertamente es completa vanidad todo hombre que vive. Selah
39:6 Ciertamente como una sombra es el hombre;
Ciertamente en vano se afana;
Amontona riquezas, y no sabe quién las recogerá.
39:7 Y ahora, Señor, ¿qué esperaré?
Mi esperanza está en ti.
39:8 Líbrame de todas mis transgresiones;
No me pongas por escarnio del insensato.
39:9 Enmudecí, no abrí mi boca,
Porque tú lo hiciste.
39:10 Quita de sobre mí tu plaga;
Estoy consumido bajo los golpes de tu mano.
39:11 Con castigos por el pecado corriges al hombre,
Y deshaces como polilla lo más estimado de él;
Ciertamente vanidad es todo hombre. Selah
39:12 Oye mi oración, oh Jehová, y escucha mi clamor.
No calles ante mis lágrimas;
Porque forastero soy para ti,
Y advenedizo, como todos mis padres.
39:13 Déjame, y tomaré fuerzas,
Antes que vaya y perezca.
miércoles, 8 de febrero de 2017
martes, 7 de febrero de 2017
Día 7 de FEBRERO
PRIMERA LECTURA
HEBREOS Hebreos 3; 1-4:13
3:1 Por tanto, hermanos santos, participantes del llamamiento celestial, considerad al apóstol y sumo sacerdote de nuestra profesión, Cristo Jesús;
3:2 el cual es fiel al que le constituyó, como también lo fue Moisés en toda la casa de Dios.
3:3 Porque de tanto mayor gloria que Moisés es estimado digno éste, cuanto tiene mayor honra que la casa el que la hizo.
3:4 Porque toda casa es hecha por alguno; pero el que hizo todas las cosas es Dios.
3:5 Y Moisés a la verdad fue fiel en toda la casa de Dios, como siervo, para testimonio de lo que se iba a decir;
3:6 pero Cristo como hijo sobre su casa, la cual casa somos nosotros, si retenemos firme hasta el fin la confianza y el gloriarnos en la esperanza.
3:7 Por lo cual, como dice el Espíritu Santo:
Si oyereis hoy su voz,
3:8 No endurezcáis vuestros corazones,
Como en la provocación, en el día de la tentación en el desierto,
3:9 Donde me tentaron vuestros padres; me probaron,
Y vieron mis obras cuarenta años.
3:10 A causa de lo cual me disgusté contra esa generación,
Y dije: Siempre andan vagando en su corazón,
Y no han conocido mis caminos.
3:11 Por tanto, juré en mi ira:
No entrarán en mi reposo.
3:12 Mirad, hermanos, que no haya en ninguno de vosotros corazón malo de incredulidad para apartarse del Dios vivo;
3:13 antes exhortaos los unos a los otros cada día, entre tanto que se dice: Hoy; para que ninguno de vosotros se endurezca por el engaño del pecado.
3:14 Porque somos hechos participantes de Cristo, con tal que retengamos firme hasta el fin nuestra confianza del principio,
3:15 entre tanto que se dice:
Si oyereis hoy su voz,
No endurezcáis vuestros corazones, como en la provocación.
3:16 ¿Quiénes fueron los que, habiendo oído, le provocaron? ¿No fueron todos los que salieron de Egipto por mano de Moisés?
3:17 ¿Y con quiénes estuvo él disgustado cuarenta años? ¿No fue con los que pecaron, cuyos cuerpos cayeron en el desierto?
3:18 ¿Y a quiénes juró que no entrarían en su reposo, sino a aquellos que desobedecieron?
3:19 Y vemos que no pudieron entrar a causa de incredulidad.
4:1 Temamos, pues, no sea que permaneciendo aún la promesa de entrar en su reposo, alguno de vosotros parezca no haberlo alcanzado.
4:2 Porque también a nosotros se nos ha anunciado la buena nueva como a ellos; pero no les aprovechó el oír la palabra, por no ir acompañada de fe en los que la oyeron.
4:3 Pero los que hemos creído entramos en el reposo, de la manera que dijo:
Por tanto, juré en mi ira,
No entrarán en mi reposo;
aunque las obras suyas estaban acabadas desde la fundación del mundo.
4:4 Porque en cierto lugar dijo así del séptimo día: Y reposó Dios de todas sus obras en el séptimo día.
4:5 Y otra vez aquí: No entrarán en mi reposo.
4:6 Por lo tanto, puesto que falta que algunos entren en él, y aquellos a quienes primero se les anunció la buena nueva no entraron por causa de desobediencia,
4:7 otra vez determina un día: Hoy, diciendo después de tanto tiempo, por medio de David, como se dijo:
Si oyereis hoy su voz,
No endurezcáis vuestros corazones.
4:8 Porque si Josué les hubiera dado el reposo, no hablaría después de otro día.
4:9 Por tanto, queda un reposo para el pueblo de Dios.
4:10 Porque el que ha entrado en su reposo, también ha reposado de sus obras, como Dios de las suyas.
4:11 Procuremos, pues, entrar en aquel reposo, para que ninguno caiga en semejante ejemplo de desobediencia.
4:12 Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón.
4:13 Y no hay cosa creada que no sea manifiesta en su presencia; antes bien todas las cosas están desnudas y abiertas a los ojos de aquel a quien tenemos que dar cuenta.
SEGUNDA LECTURA
GÉNESIS 48
48:1 Sucedió después de estas cosas que dijeron a José: He aquí tu padre está enfermo. Y él tomó consigo a sus dos hijos, Manasés y Efraín.
48:2 Y se le hizo saber a Jacob, diciendo: He aquí tu hijo José viene a ti. Entonces se esforzó Israel, y se sentó sobre la cama,
48:3 y dijo a José: El Dios Omnipotente me apareció en Luz en la tierra de Canaán, y me bendijo,
48:4 y me dijo: He aquí yo te haré crecer, y te multiplicaré, y te pondré por estirpe de naciones; y daré esta tierra a tu descendencia después de ti por heredad perpetua.
48:5 Y ahora tus dos hijos Efraín y Manasés, que te nacieron en la tierra de Egipto, antes que viniese a ti a la tierra de Egipto, míos son; como Rubén y Simeón, serán míos.
48:6 Y los que después de ellos has engendrado, serán tuyos; por el nombre de sus hermanos serán llamados en sus heredades.
48:7 Porque cuando yo venía de Padan-aram, se me murió Raquel en la tierra de Canaán, en el camino, como media legua de tierra viniendo a Efrata; y la sepulté allí en el camino de Efrata, que es Belén.
48:8 Y vio Israel los hijos de José, y dijo: ¿Quiénes son éstos?
48:9 Y respondió José a su padre: Son mis hijos, que Dios me ha dado aquí. Y él dijo: Acércalos ahora a mí, y los bendeciré.
48:10 Y los ojos de Israel estaban tan agravados por la vejez, que no podía ver. Les hizo, pues, acercarse a él, y él les besó y les abrazó.
48:11 Y dijo Israel a José: No pensaba yo ver tu rostro, y he aquí Dios me ha hecho ver también a tu descendencia.
48:12 Entonces José los sacó de entre sus rodillas, y se inclinó a tierra.
48:13 Y los tomó José a ambos, Efraín a su derecha, a la izquierda de Israel, y Manasés a su izquierda, a la derecha de Israel; y los acercó a él.
48:14 Entonces Israel extendió su mano derecha, y la puso sobre la cabeza de Efraín, que era el menor, y su mano izquierda sobre la cabeza de Manasés, colocando así sus manos adrede, aunque Manasés era el primogénito.
48:15 Y bendijo a José, diciendo: El Dios en cuya presencia anduvieron mis padres Abraham e Isaac, el Dios que me mantiene desde que yo soy hasta este día,
48:16 el Angel que me liberta de todo mal, bendiga a estos jóvenes; y sea perpetuado en ellos mi nombre, y el nombre de mis padres Abraham e Isaac, y multiplíquense en gran manera en medio de la tierra.
48:17 Pero viendo José que su padre ponía la mano derecha sobre la cabeza de Efraín, le causó esto disgusto; y asió la mano de su padre, para cambiarla de la cabeza de Efraín a la cabeza de Manasés.
48:18 Y dijo José a su padre: No así, padre mío, porque éste es el primogénito; pon tu mano derecha sobre su cabeza.
48:19 Mas su padre no quiso, y dijo: Lo sé, hijo mío, lo sé; también él vendrá a ser un pueblo, y será también engrandecido; pero su hermano menor será más grande que él, y su descendencia formará multitud de naciones.
48:20 Y los bendijo aquel día, diciendo: En ti bendecirá Israel, diciendo: Hágate Dios como a Efraín y como a Manasés. Y puso a Efraín antes de Manasés.
48:21 Y dijo Israel a José: He aquí yo muero; pero Dios estará con vosotros, y os hará volver a la tierra de vuestros padres.
48:22 Y yo te he dado a ti una parte más que a tus hermanos, la cual tomé yo de mano del amorreo con mi espada y con mi arco.
TERCER LECTURA
SAMOS 38
38:1 Jehová, no me reprendas en tu furor,
Ni me castigues en tu ira.
38:2 Porque tus saetas cayeron sobre mí,
Y sobre mí ha descendido tu mano.
38:3 Nada hay sano en mi carne, a causa de tu ira;
Ni hay paz en mis huesos, a causa de mi pecado.
38:4 Porque mis iniquidades se han agravado sobre mi cabeza;
Como carga pesada se han agravado sobre mí.
38:5 Hieden y supuran mis llagas,
A causa de mi locura.
38:6 Estoy encorvado, estoy humillado en gran manera,
Ando enlutado todo el día.
38:7 Porque mis lomos están llenos de ardor,
Y nada hay sano en mi carne.
38:8 Estoy debilitado y molido en gran manera;
Gimo a causa de la conmoción de mi corazón.
38:9 Señor, delante de ti están todos mis deseos,
Y mi suspiro no te es oculto.
38:10 Mi corazón está acongojado, me ha dejado mi vigor,
Y aun la luz de mis ojos me falta ya.
38:11 Mis amigos y mis compañeros se mantienen lejos de mi plaga,
Y mis cercanos se han alejado.
38:12 Los que buscan mi vida arman lazos,
Y los que procuran mi mal hablan iniquidades,
Y meditan fraudes todo el día.
38:13 Mas yo, como si fuera sordo, no oigo;
Y soy como mudo que no abre la boca.
38:14 Soy, pues, como un hombre que no oye,
Y en cuya boca no hay reprensiones.
38:15 Porque en ti, oh Jehová, he esperado;
Tú responderás, Jehová Dios mío.
38:16 Dije: No se alegren de mí;
Cuando mi pie resbale, no se engrandezcan sobre mí.
38:17 Pero yo estoy a punto de caer,
Y mi dolor está delante de mí continuamente.
38:18 Por tanto, confesaré mi maldad,
Y me contristaré por mi pecado.
38:19 Porque mis enemigos están vivos y fuertes,
Y se han aumentado los que me aborrecen sin causa.
38:20 Los que pagan mal por bien
Me son contrarios, por seguir yo lo bueno.
38:21 No me desampares, oh Jehová;
Dios mío, no te alejes de mí.
38:22 Apresúrate a ayudarme,
Oh Señor, mi salvación.
HEBREOS Hebreos 3; 1-4:13
3:1 Por tanto, hermanos santos, participantes del llamamiento celestial, considerad al apóstol y sumo sacerdote de nuestra profesión, Cristo Jesús;
3:2 el cual es fiel al que le constituyó, como también lo fue Moisés en toda la casa de Dios.
3:3 Porque de tanto mayor gloria que Moisés es estimado digno éste, cuanto tiene mayor honra que la casa el que la hizo.
3:4 Porque toda casa es hecha por alguno; pero el que hizo todas las cosas es Dios.
3:5 Y Moisés a la verdad fue fiel en toda la casa de Dios, como siervo, para testimonio de lo que se iba a decir;
3:6 pero Cristo como hijo sobre su casa, la cual casa somos nosotros, si retenemos firme hasta el fin la confianza y el gloriarnos en la esperanza.
3:7 Por lo cual, como dice el Espíritu Santo:
Si oyereis hoy su voz,
3:8 No endurezcáis vuestros corazones,
Como en la provocación, en el día de la tentación en el desierto,
3:9 Donde me tentaron vuestros padres; me probaron,
Y vieron mis obras cuarenta años.
3:10 A causa de lo cual me disgusté contra esa generación,
Y dije: Siempre andan vagando en su corazón,
Y no han conocido mis caminos.
3:11 Por tanto, juré en mi ira:
No entrarán en mi reposo.
3:12 Mirad, hermanos, que no haya en ninguno de vosotros corazón malo de incredulidad para apartarse del Dios vivo;
3:13 antes exhortaos los unos a los otros cada día, entre tanto que se dice: Hoy; para que ninguno de vosotros se endurezca por el engaño del pecado.
3:14 Porque somos hechos participantes de Cristo, con tal que retengamos firme hasta el fin nuestra confianza del principio,
3:15 entre tanto que se dice:
Si oyereis hoy su voz,
No endurezcáis vuestros corazones, como en la provocación.
3:16 ¿Quiénes fueron los que, habiendo oído, le provocaron? ¿No fueron todos los que salieron de Egipto por mano de Moisés?
3:17 ¿Y con quiénes estuvo él disgustado cuarenta años? ¿No fue con los que pecaron, cuyos cuerpos cayeron en el desierto?
3:18 ¿Y a quiénes juró que no entrarían en su reposo, sino a aquellos que desobedecieron?
3:19 Y vemos que no pudieron entrar a causa de incredulidad.
4:1 Temamos, pues, no sea que permaneciendo aún la promesa de entrar en su reposo, alguno de vosotros parezca no haberlo alcanzado.
4:2 Porque también a nosotros se nos ha anunciado la buena nueva como a ellos; pero no les aprovechó el oír la palabra, por no ir acompañada de fe en los que la oyeron.
4:3 Pero los que hemos creído entramos en el reposo, de la manera que dijo:
Por tanto, juré en mi ira,
No entrarán en mi reposo;
aunque las obras suyas estaban acabadas desde la fundación del mundo.
4:4 Porque en cierto lugar dijo así del séptimo día: Y reposó Dios de todas sus obras en el séptimo día.
4:5 Y otra vez aquí: No entrarán en mi reposo.
4:6 Por lo tanto, puesto que falta que algunos entren en él, y aquellos a quienes primero se les anunció la buena nueva no entraron por causa de desobediencia,
4:7 otra vez determina un día: Hoy, diciendo después de tanto tiempo, por medio de David, como se dijo:
Si oyereis hoy su voz,
No endurezcáis vuestros corazones.
4:8 Porque si Josué les hubiera dado el reposo, no hablaría después de otro día.
4:9 Por tanto, queda un reposo para el pueblo de Dios.
4:10 Porque el que ha entrado en su reposo, también ha reposado de sus obras, como Dios de las suyas.
4:11 Procuremos, pues, entrar en aquel reposo, para que ninguno caiga en semejante ejemplo de desobediencia.
4:12 Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón.
4:13 Y no hay cosa creada que no sea manifiesta en su presencia; antes bien todas las cosas están desnudas y abiertas a los ojos de aquel a quien tenemos que dar cuenta.
SEGUNDA LECTURA
GÉNESIS 48
48:1 Sucedió después de estas cosas que dijeron a José: He aquí tu padre está enfermo. Y él tomó consigo a sus dos hijos, Manasés y Efraín.
48:2 Y se le hizo saber a Jacob, diciendo: He aquí tu hijo José viene a ti. Entonces se esforzó Israel, y se sentó sobre la cama,
48:3 y dijo a José: El Dios Omnipotente me apareció en Luz en la tierra de Canaán, y me bendijo,
48:4 y me dijo: He aquí yo te haré crecer, y te multiplicaré, y te pondré por estirpe de naciones; y daré esta tierra a tu descendencia después de ti por heredad perpetua.
48:5 Y ahora tus dos hijos Efraín y Manasés, que te nacieron en la tierra de Egipto, antes que viniese a ti a la tierra de Egipto, míos son; como Rubén y Simeón, serán míos.
48:6 Y los que después de ellos has engendrado, serán tuyos; por el nombre de sus hermanos serán llamados en sus heredades.
48:7 Porque cuando yo venía de Padan-aram, se me murió Raquel en la tierra de Canaán, en el camino, como media legua de tierra viniendo a Efrata; y la sepulté allí en el camino de Efrata, que es Belén.
48:8 Y vio Israel los hijos de José, y dijo: ¿Quiénes son éstos?
48:9 Y respondió José a su padre: Son mis hijos, que Dios me ha dado aquí. Y él dijo: Acércalos ahora a mí, y los bendeciré.
48:10 Y los ojos de Israel estaban tan agravados por la vejez, que no podía ver. Les hizo, pues, acercarse a él, y él les besó y les abrazó.
48:11 Y dijo Israel a José: No pensaba yo ver tu rostro, y he aquí Dios me ha hecho ver también a tu descendencia.
48:12 Entonces José los sacó de entre sus rodillas, y se inclinó a tierra.
48:13 Y los tomó José a ambos, Efraín a su derecha, a la izquierda de Israel, y Manasés a su izquierda, a la derecha de Israel; y los acercó a él.
48:14 Entonces Israel extendió su mano derecha, y la puso sobre la cabeza de Efraín, que era el menor, y su mano izquierda sobre la cabeza de Manasés, colocando así sus manos adrede, aunque Manasés era el primogénito.
48:15 Y bendijo a José, diciendo: El Dios en cuya presencia anduvieron mis padres Abraham e Isaac, el Dios que me mantiene desde que yo soy hasta este día,
48:16 el Angel que me liberta de todo mal, bendiga a estos jóvenes; y sea perpetuado en ellos mi nombre, y el nombre de mis padres Abraham e Isaac, y multiplíquense en gran manera en medio de la tierra.
48:17 Pero viendo José que su padre ponía la mano derecha sobre la cabeza de Efraín, le causó esto disgusto; y asió la mano de su padre, para cambiarla de la cabeza de Efraín a la cabeza de Manasés.
48:18 Y dijo José a su padre: No así, padre mío, porque éste es el primogénito; pon tu mano derecha sobre su cabeza.
48:19 Mas su padre no quiso, y dijo: Lo sé, hijo mío, lo sé; también él vendrá a ser un pueblo, y será también engrandecido; pero su hermano menor será más grande que él, y su descendencia formará multitud de naciones.
48:20 Y los bendijo aquel día, diciendo: En ti bendecirá Israel, diciendo: Hágate Dios como a Efraín y como a Manasés. Y puso a Efraín antes de Manasés.
48:21 Y dijo Israel a José: He aquí yo muero; pero Dios estará con vosotros, y os hará volver a la tierra de vuestros padres.
48:22 Y yo te he dado a ti una parte más que a tus hermanos, la cual tomé yo de mano del amorreo con mi espada y con mi arco.
TERCER LECTURA
SAMOS 38
38:1 Jehová, no me reprendas en tu furor,
Ni me castigues en tu ira.
38:2 Porque tus saetas cayeron sobre mí,
Y sobre mí ha descendido tu mano.
38:3 Nada hay sano en mi carne, a causa de tu ira;
Ni hay paz en mis huesos, a causa de mi pecado.
38:4 Porque mis iniquidades se han agravado sobre mi cabeza;
Como carga pesada se han agravado sobre mí.
38:5 Hieden y supuran mis llagas,
A causa de mi locura.
38:6 Estoy encorvado, estoy humillado en gran manera,
Ando enlutado todo el día.
38:7 Porque mis lomos están llenos de ardor,
Y nada hay sano en mi carne.
38:8 Estoy debilitado y molido en gran manera;
Gimo a causa de la conmoción de mi corazón.
38:9 Señor, delante de ti están todos mis deseos,
Y mi suspiro no te es oculto.
38:10 Mi corazón está acongojado, me ha dejado mi vigor,
Y aun la luz de mis ojos me falta ya.
38:11 Mis amigos y mis compañeros se mantienen lejos de mi plaga,
Y mis cercanos se han alejado.
38:12 Los que buscan mi vida arman lazos,
Y los que procuran mi mal hablan iniquidades,
Y meditan fraudes todo el día.
38:13 Mas yo, como si fuera sordo, no oigo;
Y soy como mudo que no abre la boca.
38:14 Soy, pues, como un hombre que no oye,
Y en cuya boca no hay reprensiones.
38:15 Porque en ti, oh Jehová, he esperado;
Tú responderás, Jehová Dios mío.
38:16 Dije: No se alegren de mí;
Cuando mi pie resbale, no se engrandezcan sobre mí.
38:17 Pero yo estoy a punto de caer,
Y mi dolor está delante de mí continuamente.
38:18 Por tanto, confesaré mi maldad,
Y me contristaré por mi pecado.
38:19 Porque mis enemigos están vivos y fuertes,
Y se han aumentado los que me aborrecen sin causa.
38:20 Los que pagan mal por bien
Me son contrarios, por seguir yo lo bueno.
38:21 No me desampares, oh Jehová;
Dios mío, no te alejes de mí.
38:22 Apresúrate a ayudarme,
Oh Señor, mi salvación.
lunes, 6 de febrero de 2017
Día 6 de FEBRERO
PRIMERA LECTURA
Hebreos 2
2:1 Por tanto, es necesario que con más diligencia atendamos a las cosas que hemos oído, no sea que nos deslicemos.
2:2 Porque si la palabra dicha por medio de los ángeles fue firme, y toda transgresión y desobediencia recibió justa retribución,
2:3 ¿cómo escaparemos nosotros, si descuidamos una salvación tan grande? La cual, habiendo sido anunciada primeramente por el Señor, nos fue confirmada por los que oyeron,
2:4 testificando Dios juntamente con ellos, con señales y prodigios y diversos milagros y repartimientos del Espíritu Santo según su voluntad.
2:5 Porque no sujetó a los ángeles el mundo venidero, acerca del cual estamos hablando;
2:6 pero alguien testificó en cierto lugar, diciendo:
¿Qué es el hombre, para que te acuerdes de él,
O el hijo del hombre, para que le visites?
2:7 Le hiciste un poco menor que los ángeles,
Le coronaste de gloria y de honra,
Y le pusiste sobre las obras de tus manos;
2:8 Todo lo sujetaste bajo sus pies.
Porque en cuanto le sujetó todas las cosas, nada dejó que no sea sujeto a él; pero todavía no vemos que todas las cosas le sean sujetas.
2:9 Pero vemos a aquel que fue hecho un poco menor que los ángeles, a Jesús, coronado de gloria y de honra, a causa del padecimiento de la muerte, para que por la gracia de Dios gustase la muerte por todos.
2:10 Porque convenía a aquel por cuya causa son todas las cosas, y por quien todas las cosas subsisten, que habiendo de llevar muchos hijos a la gloria, perfeccionase por aflicciones al autor de la salvación de ellos.
2:11 Porque el que santifica y los que son santificados, de uno son todos; por lo cual no se avergüenza de llamarlos hermanos,
2:12 diciendo:
Anunciaré a mis hermanos tu nombre,
En medio de la congregación te alabaré.
2:13 Y otra vez:
Yo confiaré en él.
Y de nuevo:
He aquí, yo y los hijos que Dios me dio.
2:14 Así que, por cuanto los hijos participaron de carne y sangre, él también participó de lo mismo, para destruir por medio de la muerte al que tenía el imperio de la muerte, esto es, al diablo,
2:15 y librar a todos los que por el temor de la muerte estaban durante toda la vida sujetos a servidumbre.
2:16 Porque ciertamente no socorrió a los ángeles, sino que socorrió a la descendencia de Abraham.
2:17 Por lo cual debía ser en todo semejante a sus hermanos, para venir a ser misericordioso y fiel sumo sacerdote en lo que a Dios se refiere, para expiar los pecados del pueblo.
2:18 Pues en cuanto él mismo padeció siendo tentado, es poderoso para socorrer a los que son tentados.
SEGUNDA LECTURA
Génesis 46:28-47:31
46:28 Y envió Jacob a Judá delante de sí a José, para que le viniese a ver en Gosén; y llegaron a la tierra de Gosén.
46:29 Y José unció su carro y vino a recibir a Israel su padre en Gosén; y se manifestó a él, y se echó sobre su cuello, y lloró sobre su cuello largamente.
46:30 Entonces Israel dijo a José: Muera yo ahora, ya que he visto tu rostro, y sé que aún vives.
46:31 Y José dijo a sus hermanos, y a la casa de su padre: Subiré y lo haré saber a Faraón, y le diré: Mis hermanos y la casa de mi padre, que estaban en la tierra de Canaán, han venido a mí.
46:32 Y los hombres son pastores de ovejas, porque son hombres ganaderos; y han traído sus ovejas y sus vacas, y todo lo que tenían.
46:33 Y cuando Faraón os llamare y dijere: ¿Cuál es vuestro oficio?
46:34 entonces diréis: Hombres de ganadería han sido tus siervos desde nuestra juventud hasta ahora, nosotros y nuestros padres; a fin de que moréis en la tierra de Gosén, porque para los egipcios es abominación todo pastor de ovejas.
47:1 Vino José y lo hizo saber a Faraón, y dijo: Mi padre y mis hermanos, y sus ovejas y sus vacas, con todo lo que tienen, han venido de la tierra de Canaán, y he aquí están en la tierra de Gosén.
47:2 Y de los postreros de sus hermanos tomó cinco varones, y los presentó delante de Faraón.
47:3 Y Faraón dijo a sus hermanos: ¿Cuál es vuestro oficio? Y ellos respondieron a Faraón: Pastores de ovejas son tus siervos, así nosotros como nuestros padres.
47:4 Dijeron además a Faraón: Para morar en esta tierra hemos venido; porque no hay pasto para las ovejas de tus siervos, pues el hambre es grave en la tierra de Canaán; por tanto, te rogamos ahora que permitas que habiten tus siervos en la tierra de Gosén.
47:5 Entonces Faraón habló a José, diciendo: Tu padre y tus hermanos han venido a ti.
47:6 La tierra de Egipto delante de ti está; en lo mejor de la tierra haz habitar a tu padre y a tus hermanos; habiten en la tierra de Gosén; y si entiendes que hay entre ellos hombres capaces, ponlos por mayorales del ganado mío.
47:7 También José introdujo a Jacob su padre, y lo presentó delante de Faraón; y Jacob bendijo a Faraón.
47:8 Y dijo Faraón a Jacob: ¿Cuántos son los días de los años de tu vida?
47:9 Y Jacob respondió a Faraón: Los días de los años de mi peregrinación son ciento treinta años; pocos y malos han sido los días de los años de mi vida, y no han llegado a los días de los años de la vida de mis padres en los días de su peregrinación.
47:10 Y Jacob bendijo a Faraón, y salió de la presencia de Faraón.
47:11 Así José hizo habitar a su padre y a sus hermanos, y les dio posesión en la tierra de Egipto, en lo mejor de la tierra, en la tierra de Ramesés, como mandó Faraón.
47:12 Y alimentaba José a su padre y a sus hermanos, y a toda la casa de su padre, con pan, según el número de los hijos.
47:13 No había pan en toda la tierra, y el hambre era muy grave, por lo que desfalleció de hambre la tierra de Egipto y la tierra de Canaán.
47:14 Y recogió José todo el dinero que había en la tierra de Egipto y en la tierra de Canaán, por los alimentos que de él compraban; y metió José el dinero en casa de Faraón.
47:15 Acabado el dinero de la tierra de Egipto y de la tierra de Canaán, vino todo Egipto a José, diciendo: Danos pan; ¿por qué moriremos delante de ti, por haberse acabado el dinero?
47:16 Y José dijo: Dad vuestros ganados y yo os daré por vuestros ganados, si se ha acabado el dinero.
47:17 Y ellos trajeron sus ganados a José, y José les dio alimentos por caballos, y por el ganado de las ovejas, y por el ganado de las vacas, y por asnos; y les sustentó de pan por todos sus ganados aquel año.
47:18 Acabado aquel año, vinieron a él el segundo año, y le dijeron: No encubrimos a nuestro señor que el dinero ciertamente se ha acabado; también el ganado es ya de nuestro señor; nada ha quedado delante de nuestro señor sino nuestros cuerpos y nuestra tierra.
47:19 ¿Por qué moriremos delante de tus ojos, así nosotros como nuestra tierra? Cómpranos a nosotros y a nuestra tierra por pan, y seremos nosotros y nuestra tierra siervos de Faraón; y danos semilla para que vivamos y no muramos, y no sea asolada la tierra.
47:20 Entonces compró José toda la tierra de Egipto para Faraón; pues los egipcios vendieron cada uno sus tierras, porque se agravó el hambre sobre ellos; y la tierra vino a ser de Faraón.
47:21 Y al pueblo lo hizo pasar a las ciudades, desde un extremo al otro del territorio de Egipto.
47:22 Solamente la tierra de los sacerdotes no compró, por cuanto los sacerdotes tenían ración de Faraón, y ellos comían la ración que Faraón les daba; por eso no vendieron su tierra.
47:23 Y José dijo al pueblo: He aquí os he comprado hoy, a vosotros y a vuestra tierra, para Faraón; ved aquí semilla, y sembraréis la tierra.
47:24 De los frutos daréis el quinto a Faraón, y las cuatro partes serán vuestras para sembrar las tierras, y para vuestro mantenimiento, y de los que están en vuestras casas, y para que coman vuestros niños.
47:25 Y ellos respondieron: La vida nos has dado; hallemos gracia en ojos de nuestro señor, y seamos siervos de Faraón.
47:26 Entonces José lo puso por ley hasta hoy sobre la tierra de Egipto, señalando para Faraón el quinto, excepto sólo la tierra de los sacerdotes, que no fue de Faraón.
47:27 Así habitó Israel en la tierra de Egipto, en la tierra de Gosén; y tomaron posesión de ella, y se aumentaron, y se multiplicaron en gran manera.
47:28 Y vivió Jacob en la tierra de Egipto diecisiete años; y fueron los días de Jacob, los años de su vida, ciento cuarenta y siete años.
47:29 Y llegaron los días de Israel para morir, y llamó a José su hijo, y le dijo: Si he hallado ahora gracia en tus ojos, te ruego que pongas tu mano debajo de mi muslo, y harás conmigo misericordia y verdad. Te ruego que no me entierres en Egipto.
47:30 Mas cuando duerma con mis padres, me llevarás de Egipto y me sepultarás en el sepulcro de ellos. Y José respondió: Haré como tú dices.
47:31 E Israel dijo: Júramelo. Y José le juró. Entonces Israel se inclinó sobre la cabecera de la cama.
TERCERA LECTURA
SALMOS 37
37:1 No te impacientes a causa de los malignos,
Ni tengas envidia de los que hacen iniquidad.
37:2 Porque como hierba serán pronto cortados,
Y como la hierba verde se secarán.
37:3 Confía en Jehová, y haz el bien;
Y habitarás en la tierra, y te apacentarás de la verdad.
37:4 Deléitate asimismo en Jehová,
Y él te concederá las peticiones de tu corazón.
37:5 Encomienda a Jehová tu camino,
Y confía en él; y él hará.
37:6 Exhibirá tu justicia como la luz,
Y tu derecho como el mediodía.
37:7 Guarda silencio ante Jehová, y espera en él.
No te alteres con motivo del que prospera en su camino,
Por el hombre que hace maldades.
37:8 Deja la ira, y desecha el enojo;
No te excites en manera alguna a hacer lo malo.
37:9 Porque los malignos serán destruidos,
Pero los que esperan en Jehová, ellos heredarán la tierra.
37:10 Pues de aquí a poco no existirá el malo;
Observarás su lugar, y no estará allí.
37:11 Pero los mansos heredarán la tierra,
Y se recrearán con abundancia de paz.
37:12 Maquina el impío contra el justo,
Y cruje contra él sus dientes;
37:13 El Señor se reirá de él;
Porque ve que viene su día.
37:14 Los impíos desenvainan espada y entesan su arco,
Para derribar al pobre y al menesteroso,
Para matar a los de recto proceder.
37:15 Su espada entrará en su mismo corazón,
Y su arco será quebrado.
37:16 Mejor es lo poco del justo,
Que las riquezas de muchos pecadores.
37:17 Porque los brazos de los impíos serán quebrados;
Mas el que sostiene a los justos es Jehová.
37:18 Conoce Jehová los días de los perfectos,
Y la heredad de ellos será para siempre.
37:19 No serán avergonzados en el mal tiempo,
Y en los días de hambre serán saciados.
37:20 Mas los impíos perecerán,
Y los enemigos de Jehová como la grasa de los carneros
Serán consumidos; se disiparán como el humo.
37:21 El impío toma prestado, y no paga;
Mas el justo tiene misericordia, y da.
37:22 Porque los benditos de él heredarán la tierra;
Y los malditos de él serán destruidos.
37:23 Por Jehová son ordenados los pasos del hombre,
Y él aprueba su camino.
37:24 Cuando el hombre cayere, no quedará postrado,
Porque Jehová sostiene su mano.
37:25 Joven fui, y he envejecido,
Y no he visto justo desamparado,
Ni su descendencia que mendigue pan.
37:26 En todo tiempo tiene misericordia, y presta;
Y su descendencia es para bendición.
37:27 Apártate del mal, y haz el bien,
Y vivirás para siempre.
37:28 Porque Jehová ama la rectitud,
Y no desampara a sus santos.
Para siempre serán guardados;
Mas la descendencia de los impíos será destruida.
37:29 Los justos heredarán la tierra,
Y vivirán para siempre sobre ella.
37:30 La boca del justo habla sabiduría,
Y su lengua habla justicia.
37:31 La ley de su Dios está en su corazón;
Por tanto, sus pies no resbalarán.
37:32 Acecha el impío al justo,
Y procura matarlo.
37:33 Jehová no lo dejará en sus manos,
Ni lo condenará cuando le juzgaren.
37:34 Espera en Jehová, y guarda su camino,
Y él te exaltará para heredar la tierra;
Cuando sean destruidos los pecadores, lo verás.
37:35 Vi yo al impío sumamente enaltecido,
Y que se extendía como laurel verde.
37:36 Pero él pasó, y he aquí ya no estaba;
Lo busqué, y no fue hallado.
37:37 Considera al íntegro, y mira al justo;
Porque hay un final dichoso para el hombre de paz.
37:38 Mas los transgresores serán todos a una destruidos;
La posteridad de los impíos será extinguida.
37:39 Pero la salvación de los justos es de Jehová,
Y él es su fortaleza en el tiempo de la angustia.
37:40 Jehová los ayudará y los librará;
Los libertará de los impíos, y los salvará,
Por cuanto en él esperaron.
Hebreos 2
2:1 Por tanto, es necesario que con más diligencia atendamos a las cosas que hemos oído, no sea que nos deslicemos.
2:2 Porque si la palabra dicha por medio de los ángeles fue firme, y toda transgresión y desobediencia recibió justa retribución,
2:3 ¿cómo escaparemos nosotros, si descuidamos una salvación tan grande? La cual, habiendo sido anunciada primeramente por el Señor, nos fue confirmada por los que oyeron,
2:4 testificando Dios juntamente con ellos, con señales y prodigios y diversos milagros y repartimientos del Espíritu Santo según su voluntad.
2:5 Porque no sujetó a los ángeles el mundo venidero, acerca del cual estamos hablando;
2:6 pero alguien testificó en cierto lugar, diciendo:
¿Qué es el hombre, para que te acuerdes de él,
O el hijo del hombre, para que le visites?
2:7 Le hiciste un poco menor que los ángeles,
Le coronaste de gloria y de honra,
Y le pusiste sobre las obras de tus manos;
2:8 Todo lo sujetaste bajo sus pies.
Porque en cuanto le sujetó todas las cosas, nada dejó que no sea sujeto a él; pero todavía no vemos que todas las cosas le sean sujetas.
2:9 Pero vemos a aquel que fue hecho un poco menor que los ángeles, a Jesús, coronado de gloria y de honra, a causa del padecimiento de la muerte, para que por la gracia de Dios gustase la muerte por todos.
2:10 Porque convenía a aquel por cuya causa son todas las cosas, y por quien todas las cosas subsisten, que habiendo de llevar muchos hijos a la gloria, perfeccionase por aflicciones al autor de la salvación de ellos.
2:11 Porque el que santifica y los que son santificados, de uno son todos; por lo cual no se avergüenza de llamarlos hermanos,
2:12 diciendo:
Anunciaré a mis hermanos tu nombre,
En medio de la congregación te alabaré.
2:13 Y otra vez:
Yo confiaré en él.
Y de nuevo:
He aquí, yo y los hijos que Dios me dio.
2:14 Así que, por cuanto los hijos participaron de carne y sangre, él también participó de lo mismo, para destruir por medio de la muerte al que tenía el imperio de la muerte, esto es, al diablo,
2:15 y librar a todos los que por el temor de la muerte estaban durante toda la vida sujetos a servidumbre.
2:16 Porque ciertamente no socorrió a los ángeles, sino que socorrió a la descendencia de Abraham.
2:17 Por lo cual debía ser en todo semejante a sus hermanos, para venir a ser misericordioso y fiel sumo sacerdote en lo que a Dios se refiere, para expiar los pecados del pueblo.
2:18 Pues en cuanto él mismo padeció siendo tentado, es poderoso para socorrer a los que son tentados.
SEGUNDA LECTURA
Génesis 46:28-47:31
46:28 Y envió Jacob a Judá delante de sí a José, para que le viniese a ver en Gosén; y llegaron a la tierra de Gosén.
46:29 Y José unció su carro y vino a recibir a Israel su padre en Gosén; y se manifestó a él, y se echó sobre su cuello, y lloró sobre su cuello largamente.
46:30 Entonces Israel dijo a José: Muera yo ahora, ya que he visto tu rostro, y sé que aún vives.
46:31 Y José dijo a sus hermanos, y a la casa de su padre: Subiré y lo haré saber a Faraón, y le diré: Mis hermanos y la casa de mi padre, que estaban en la tierra de Canaán, han venido a mí.
46:32 Y los hombres son pastores de ovejas, porque son hombres ganaderos; y han traído sus ovejas y sus vacas, y todo lo que tenían.
46:33 Y cuando Faraón os llamare y dijere: ¿Cuál es vuestro oficio?
46:34 entonces diréis: Hombres de ganadería han sido tus siervos desde nuestra juventud hasta ahora, nosotros y nuestros padres; a fin de que moréis en la tierra de Gosén, porque para los egipcios es abominación todo pastor de ovejas.
47:1 Vino José y lo hizo saber a Faraón, y dijo: Mi padre y mis hermanos, y sus ovejas y sus vacas, con todo lo que tienen, han venido de la tierra de Canaán, y he aquí están en la tierra de Gosén.
47:2 Y de los postreros de sus hermanos tomó cinco varones, y los presentó delante de Faraón.
47:3 Y Faraón dijo a sus hermanos: ¿Cuál es vuestro oficio? Y ellos respondieron a Faraón: Pastores de ovejas son tus siervos, así nosotros como nuestros padres.
47:4 Dijeron además a Faraón: Para morar en esta tierra hemos venido; porque no hay pasto para las ovejas de tus siervos, pues el hambre es grave en la tierra de Canaán; por tanto, te rogamos ahora que permitas que habiten tus siervos en la tierra de Gosén.
47:5 Entonces Faraón habló a José, diciendo: Tu padre y tus hermanos han venido a ti.
47:6 La tierra de Egipto delante de ti está; en lo mejor de la tierra haz habitar a tu padre y a tus hermanos; habiten en la tierra de Gosén; y si entiendes que hay entre ellos hombres capaces, ponlos por mayorales del ganado mío.
47:7 También José introdujo a Jacob su padre, y lo presentó delante de Faraón; y Jacob bendijo a Faraón.
47:8 Y dijo Faraón a Jacob: ¿Cuántos son los días de los años de tu vida?
47:9 Y Jacob respondió a Faraón: Los días de los años de mi peregrinación son ciento treinta años; pocos y malos han sido los días de los años de mi vida, y no han llegado a los días de los años de la vida de mis padres en los días de su peregrinación.
47:10 Y Jacob bendijo a Faraón, y salió de la presencia de Faraón.
47:11 Así José hizo habitar a su padre y a sus hermanos, y les dio posesión en la tierra de Egipto, en lo mejor de la tierra, en la tierra de Ramesés, como mandó Faraón.
47:12 Y alimentaba José a su padre y a sus hermanos, y a toda la casa de su padre, con pan, según el número de los hijos.
47:13 No había pan en toda la tierra, y el hambre era muy grave, por lo que desfalleció de hambre la tierra de Egipto y la tierra de Canaán.
47:14 Y recogió José todo el dinero que había en la tierra de Egipto y en la tierra de Canaán, por los alimentos que de él compraban; y metió José el dinero en casa de Faraón.
47:15 Acabado el dinero de la tierra de Egipto y de la tierra de Canaán, vino todo Egipto a José, diciendo: Danos pan; ¿por qué moriremos delante de ti, por haberse acabado el dinero?
47:16 Y José dijo: Dad vuestros ganados y yo os daré por vuestros ganados, si se ha acabado el dinero.
47:17 Y ellos trajeron sus ganados a José, y José les dio alimentos por caballos, y por el ganado de las ovejas, y por el ganado de las vacas, y por asnos; y les sustentó de pan por todos sus ganados aquel año.
47:18 Acabado aquel año, vinieron a él el segundo año, y le dijeron: No encubrimos a nuestro señor que el dinero ciertamente se ha acabado; también el ganado es ya de nuestro señor; nada ha quedado delante de nuestro señor sino nuestros cuerpos y nuestra tierra.
47:19 ¿Por qué moriremos delante de tus ojos, así nosotros como nuestra tierra? Cómpranos a nosotros y a nuestra tierra por pan, y seremos nosotros y nuestra tierra siervos de Faraón; y danos semilla para que vivamos y no muramos, y no sea asolada la tierra.
47:20 Entonces compró José toda la tierra de Egipto para Faraón; pues los egipcios vendieron cada uno sus tierras, porque se agravó el hambre sobre ellos; y la tierra vino a ser de Faraón.
47:21 Y al pueblo lo hizo pasar a las ciudades, desde un extremo al otro del territorio de Egipto.
47:22 Solamente la tierra de los sacerdotes no compró, por cuanto los sacerdotes tenían ración de Faraón, y ellos comían la ración que Faraón les daba; por eso no vendieron su tierra.
47:23 Y José dijo al pueblo: He aquí os he comprado hoy, a vosotros y a vuestra tierra, para Faraón; ved aquí semilla, y sembraréis la tierra.
47:24 De los frutos daréis el quinto a Faraón, y las cuatro partes serán vuestras para sembrar las tierras, y para vuestro mantenimiento, y de los que están en vuestras casas, y para que coman vuestros niños.
47:25 Y ellos respondieron: La vida nos has dado; hallemos gracia en ojos de nuestro señor, y seamos siervos de Faraón.
47:26 Entonces José lo puso por ley hasta hoy sobre la tierra de Egipto, señalando para Faraón el quinto, excepto sólo la tierra de los sacerdotes, que no fue de Faraón.
47:27 Así habitó Israel en la tierra de Egipto, en la tierra de Gosén; y tomaron posesión de ella, y se aumentaron, y se multiplicaron en gran manera.
47:28 Y vivió Jacob en la tierra de Egipto diecisiete años; y fueron los días de Jacob, los años de su vida, ciento cuarenta y siete años.
47:29 Y llegaron los días de Israel para morir, y llamó a José su hijo, y le dijo: Si he hallado ahora gracia en tus ojos, te ruego que pongas tu mano debajo de mi muslo, y harás conmigo misericordia y verdad. Te ruego que no me entierres en Egipto.
47:30 Mas cuando duerma con mis padres, me llevarás de Egipto y me sepultarás en el sepulcro de ellos. Y José respondió: Haré como tú dices.
47:31 E Israel dijo: Júramelo. Y José le juró. Entonces Israel se inclinó sobre la cabecera de la cama.
TERCERA LECTURA
SALMOS 37
37:1 No te impacientes a causa de los malignos,
Ni tengas envidia de los que hacen iniquidad.
37:2 Porque como hierba serán pronto cortados,
Y como la hierba verde se secarán.
37:3 Confía en Jehová, y haz el bien;
Y habitarás en la tierra, y te apacentarás de la verdad.
37:4 Deléitate asimismo en Jehová,
Y él te concederá las peticiones de tu corazón.
37:5 Encomienda a Jehová tu camino,
Y confía en él; y él hará.
37:6 Exhibirá tu justicia como la luz,
Y tu derecho como el mediodía.
37:7 Guarda silencio ante Jehová, y espera en él.
No te alteres con motivo del que prospera en su camino,
Por el hombre que hace maldades.
37:8 Deja la ira, y desecha el enojo;
No te excites en manera alguna a hacer lo malo.
37:9 Porque los malignos serán destruidos,
Pero los que esperan en Jehová, ellos heredarán la tierra.
37:10 Pues de aquí a poco no existirá el malo;
Observarás su lugar, y no estará allí.
37:11 Pero los mansos heredarán la tierra,
Y se recrearán con abundancia de paz.
37:12 Maquina el impío contra el justo,
Y cruje contra él sus dientes;
37:13 El Señor se reirá de él;
Porque ve que viene su día.
37:14 Los impíos desenvainan espada y entesan su arco,
Para derribar al pobre y al menesteroso,
Para matar a los de recto proceder.
37:15 Su espada entrará en su mismo corazón,
Y su arco será quebrado.
37:16 Mejor es lo poco del justo,
Que las riquezas de muchos pecadores.
37:17 Porque los brazos de los impíos serán quebrados;
Mas el que sostiene a los justos es Jehová.
37:18 Conoce Jehová los días de los perfectos,
Y la heredad de ellos será para siempre.
37:19 No serán avergonzados en el mal tiempo,
Y en los días de hambre serán saciados.
37:20 Mas los impíos perecerán,
Y los enemigos de Jehová como la grasa de los carneros
Serán consumidos; se disiparán como el humo.
37:21 El impío toma prestado, y no paga;
Mas el justo tiene misericordia, y da.
37:22 Porque los benditos de él heredarán la tierra;
Y los malditos de él serán destruidos.
37:23 Por Jehová son ordenados los pasos del hombre,
Y él aprueba su camino.
37:24 Cuando el hombre cayere, no quedará postrado,
Porque Jehová sostiene su mano.
37:25 Joven fui, y he envejecido,
Y no he visto justo desamparado,
Ni su descendencia que mendigue pan.
37:26 En todo tiempo tiene misericordia, y presta;
Y su descendencia es para bendición.
37:27 Apártate del mal, y haz el bien,
Y vivirás para siempre.
37:28 Porque Jehová ama la rectitud,
Y no desampara a sus santos.
Para siempre serán guardados;
Mas la descendencia de los impíos será destruida.
37:29 Los justos heredarán la tierra,
Y vivirán para siempre sobre ella.
37:30 La boca del justo habla sabiduría,
Y su lengua habla justicia.
37:31 La ley de su Dios está en su corazón;
Por tanto, sus pies no resbalarán.
37:32 Acecha el impío al justo,
Y procura matarlo.
37:33 Jehová no lo dejará en sus manos,
Ni lo condenará cuando le juzgaren.
37:34 Espera en Jehová, y guarda su camino,
Y él te exaltará para heredar la tierra;
Cuando sean destruidos los pecadores, lo verás.
37:35 Vi yo al impío sumamente enaltecido,
Y que se extendía como laurel verde.
37:36 Pero él pasó, y he aquí ya no estaba;
Lo busqué, y no fue hallado.
37:37 Considera al íntegro, y mira al justo;
Porque hay un final dichoso para el hombre de paz.
37:38 Mas los transgresores serán todos a una destruidos;
La posteridad de los impíos será extinguida.
37:39 Pero la salvación de los justos es de Jehová,
Y él es su fortaleza en el tiempo de la angustia.
37:40 Jehová los ayudará y los librará;
Los libertará de los impíos, y los salvará,
Por cuanto en él esperaron.
Día 5 de FEBRERO
PRIMERA LECTURA
HEBREOS 1
1:1 Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas,
1:2 en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo, y por quien asimismo hizo el universo;
1:3 el cual, siendo el resplandor de su gloria, y la imagen misma de su sustancia, y quien sustenta todas las cosas con la palabra de su poder, habiendo efectuado la purificación de nuestros pecados por medio de sí mismo, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas,
1:4 hecho tanto superior a los ángeles, cuanto heredó más excelente nombre que ellos.
1:5 Porque ¿a cuál de los ángeles dijo Dios jamás:
Mi Hijo eres tú,
Yo te he engendrado hoy,
y otra vez:
Yo seré a él Padre,
Y él me será a mí hijo?
1:6 Y otra vez, cuando introduce al Primogénito en el mundo, dice:
Adórenle todos los ángeles de Dios.
1:7 Ciertamente de los ángeles dice:
El que hace a sus ángeles espíritus,
Y a sus ministros llama de fuego.
1:8 Mas del Hijo dice: Tu trono, oh Dios, por el siglo del siglo;
Cetro de equidad es el cetro de tu reino.
1:9 Has amado la justicia, y aborrecido la maldad,
Por lo cual te ungió Dios, el Dios tuyo,
Con óleo de alegría más que a tus compañeros.
1:10 Y:
Tú, oh Señor, en el principio fundaste la tierra,
Y los cielos son obra de tus manos.
1:11 Ellos perecerán, mas tú permaneces;
Y todos ellos se envejecerán como una vestidura,
1:12 Y como un vestido los envolverás, y serán mudados;
Pero tú eres el mismo,
Y tus años no acabarán.
1:13 Pues, ¿a cuál de los ángeles dijo Dios jamás:
Siéntate a mi diestra,
Hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies?
1:14 ¿No son todos espíritus ministradores, enviados para servicio a favor de los que serán herederos de la salvación?
SEGUNDA LECTURA
Génesis 45:1-46:27
45:1 No podía ya José contenerse delante de todos los que estaban al lado suyo, y clamó: Haced salir de mi presencia a todos. Y no quedó nadie con él, al darse a conocer José a sus hermanos.
45:2 Entonces se dio a llorar a gritos; y oyeron los egipcios, y oyó también la casa de Faraón.
45:3 Y dijo José a sus hermanos: Yo soy José; ¿vive aún mi padre? Y sus hermanos no pudieron responderle, porque estaban turbados delante de él.
45:4 Entonces dijo José a sus hermanos: Acercaos ahora a mí. Y ellos se acercaron. Y él dijo: Yo soy José vuestro hermano, el que vendisteis para Egipto.
45:5 Ahora, pues, no os entristezcáis, ni os pese de haberme vendido acá; porque para preservación de vida me envió Dios delante de vosotros.
45:6 Pues ya ha habido dos años de hambre en medio de la tierra, y aún quedan cinco años en los cuales ni habrá arada ni siega.
45:7 Y Dios me envió delante de vosotros, para preservaros posteridad sobre la tierra, y para daros vida por medio de gran liberación.
45:8 Así, pues, no me enviasteis acá vosotros, sino Dios, que me ha puesto por padre de Faraón y por señor de toda su casa, y por gobernador en toda la tierra de Egipto.
45:9 Daos prisa, id a mi padre y decidle: Así dice tu hijo José: Dios me ha puesto por señor de todo Egipto; ven a mí, no te detengas.
45:10 Habitarás en la tierra de Gosén, y estarás cerca de mí, tú y tus hijos, y los hijos de tus hijos, tus ganados y tus vacas, y todo lo que tienes.
45:11 Y allí te alimentaré, pues aún quedan cinco años de hambre, para que no perezcas de pobreza tú y tu casa, y todo lo que tienes.
45:12 He aquí, vuestros ojos ven, y los ojos de mi hermano Benjamín, que mi boca os habla.
45:13 Haréis, pues, saber a mi padre toda mi gloria en Egipto, y todo lo que habéis visto; y daos prisa, y traed a mi padre acá.
45:14 Y se echó sobre el cuello de Benjamín su hermano, y lloró; y también Benjamín lloró sobre su cuello.
45:15 Y besó a todos sus hermanos, y lloró sobre ellos; y después sus hermanos hablaron con él.
45:16 Y se oyó la noticia en la casa de Faráon, diciendo: Los hermanos de José han venido. Y esto agradó en los ojos de Faraón y de sus siervos.
45:17 Y dijo Faraón a José: Di a tus hermanos: Haced esto: cargad vuestras bestias, e id, volved a la tierra de Canaán;
45:18 y tomad a vuestro padre y a vuestras familias y venid a mí, porque yo os daré lo bueno de la tierra de Egipto, y comeréis de la abundancia de la tierra.
45:19 Y tú manda: Haced esto: tomaos de la tierra de Egipto carros para vuestros niños y vuestras mujeres, y traed a vuestro padre, y venid.
45:20 Y no os preocupéis por vuestros enseres, porque la riqueza de la tierra de Egipto será vuestra.
45:21 Y lo hicieron así los hijos de Israel; y les dio José carros conforme a la orden de Faraón, y les suministró víveres para el camino.
45:22 A cada uno de todos ellos dio mudas de vestidos, y a Benjamín dio trescientas piezas de plata, y cinco mudas de vestidos.
45:23 Y a su padre envió esto: diez asnos cargados de lo mejor de Egipto, y diez asnas cargadas de trigo, y pan y comida, para su padre en el camino.
45:24 Y despidió a sus hermanos, y ellos se fueron. Y él les dijo: No riñáis por el camino.
45:25 Y subieron de Egipto, y llegaron a la tierra de Canaán a Jacob su padre.
45:26 Y le dieron las nuevas, diciendo: José vive aún; y él es señor en toda la tierra de Egipto. Y el corazón de Jacob se afligió, porque no los creía.
45:27 Y ellos le contaron todas las palabras de José, que él les había hablado; y viendo Jacob los carros que José enviaba para llevarlo, su espíritu revivió.
45:28 Entonces dijo Israel: Basta; José mi hijo vive todavía; iré, y le veré antes que yo muera.
Capítulo 46
46:1 Salió Israel con todo lo que tenía, y vino a Beerseba, y ofreció sacrificios al Dios de su padre Isaac.
46:2 Y habló Dios a Israel en visiones de noche, y dijo: Jacob, Jacob. Y él respondió: Heme aquí.
46:3 Y dijo: Yo soy Dios, el Dios de tu padre; no temas de descender a Egipto, porque allí yo haré de ti una gran nación.
46:4 Yo descenderé contigo a Egipto, y yo también te haré volver; y la mano de José cerrará tus ojos.
46:5 Y se levantó Jacob de Beerseba; y tomaron los hijos de Israel a su padre Jacob, y a sus niños, y a sus mujeres, en los carros que Faraón había enviado para llevarlo.
46:6 Y tomaron sus ganados, y sus bienes que habían adquirido en la tierra de Canaán, y vinieron a Egipto, Jacob y toda su descendencia consigo;
46:7 sus hijos, y los hijos de sus hijos consigo; sus hijas, y las hijas de sus hijos, y a toda su descendencia trajo consigo a Egipto.
46:8 Y estos son los nombres de los hijos de Israel, que entraron en Egipto, Jacob y sus hijos: Rubén, el primogénito de Jacob.
46:9 Y los hijos de Rubén: Hanoc, Falú, Hezrón y Carmi.
46:10 Los hijos de Simeón: Jemuel, Jamín, Ohad, Jaquín, Zohar, y Saúl hijo de la cananea.
46:11 Los hijos de Leví: Gersón, Coat y Merari.
46:12 Los hijos de Judá: Er, Onán, Sela, Fares y Zara; mas Er y Onán murieron en la tierra de Canaán. Y los hijos de Fares fueron Hezrón y Hamul.
46:13 Los hijos de Isacar: Tola, Fúa, Job y Simrón.
46:14 Los hijos de Zabulón: Sered, Elón y Jahleel.
46:15 Estos fueron los hijos de Lea, los que dio a luz a Jacob en Padan-aram, y además su hija Dina; treinta y tres las personas todas de sus hijos e hijas.
46:16 Los hijos de Gad: Zifión, Hagui, Ezbón, Suni, Eri, Arodi y Areli.
46:17 Y los hijos de Aser: Imna, Isúa, Isúi, Bería, y Sera hermana de ellos. Los hijos de Bería: Heber y Malquiel.
46:18 Estos fueron los hijos de Zilpa, la que Labán dio a su hija Lea, y dio a luz éstos a Jacob; por todas dieciséis personas.
46:19 Los hijos de Raquel, mujer de Jacob: José y Benjamín.
46:20 Y nacieron a José en la tierra de Egipto Manasés y Efraín, los que le dio a luz Asenat, hija de Potifera sacerdote de On.
46:21 Los hijos de Benjamín fueron Bela, Bequer, Asbel, Gera, Naamán, Ehi, Ros, Mupim, Hupim y Ard.
46:22 Estos fueron los hijos de Raquel, que nacieron a Jacob; por todas catorce personas.
46:23 Los hijos de Dan: Husim.
46:24 Los hijos de Neftalí: Jahzeel, Guni, Jezer y Silem.
46:25 Estos fueron los hijos de Bilha, la que dio Labán a Raquel su hija, y dio a luz éstos a Jacob; por todas siete personas.
46:26 Todas las personas que vinieron con Jacob a Egipto, procedentes de sus lomos, sin las mujeres de los hijos de Jacob, todas las personas fueron sesenta y seis.
46:27 Y los hijos de José, que le nacieron en Egipto, dos personas. Todas las personas de la casa de Jacob, que entraron en Egipto, fueron setenta.
TERCERA LECTURA
SALMOS 36
Capítulo 36
36:1 La iniquidad del impío me dice al corazón:
No hay temor de Dios delante de sus ojos.
36:2 Se lisonjea, por tanto, en sus propios ojos,
De que su iniquidad no será hallada y aborrecida.
36:3 Las palabras de su boca son iniquidad y fraude;
Ha dejado de ser cuerdo y de hacer el bien.
36:4 Medita maldad sobre su cama;
Está en camino no bueno,
El mal no aborrece.
36:5 Jehová, hasta los cielos llega tu misericordia,
Y tu fidelidad alcanza hasta las nubes.
36:6 Tu justicia es como los montes de Dios,
Tus juicios, abismo grande.
Oh Jehová, al hombre y al animal conservas.
36:7 ¡Cuán preciosa, oh Dios, es tu misericordia!
Por eso los hijos de los hombres se amparan bajo la sombra de tus alas.
36:8 Serán completamente saciados de la grosura de tu casa,
Y tú los abrevarás del torrente de tus delicias.
36:9 Porque contigo está el manantial de la vida;
En tu luz veremos la luz.
36:10 Extiende tu misericordia a los que te conocen,
Y tu justicia a los rectos de corazón.
36:11 No venga pie de soberbia contra mí,
Y mano de impíos no me mueva.
36:12 Allí cayeron los hacedores de iniquidad;
Fueron derribados, y no podrán levantarse.
HEBREOS 1
1:1 Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas,
1:2 en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo, y por quien asimismo hizo el universo;
1:3 el cual, siendo el resplandor de su gloria, y la imagen misma de su sustancia, y quien sustenta todas las cosas con la palabra de su poder, habiendo efectuado la purificación de nuestros pecados por medio de sí mismo, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas,
1:4 hecho tanto superior a los ángeles, cuanto heredó más excelente nombre que ellos.
1:5 Porque ¿a cuál de los ángeles dijo Dios jamás:
Mi Hijo eres tú,
Yo te he engendrado hoy,
y otra vez:
Yo seré a él Padre,
Y él me será a mí hijo?
1:6 Y otra vez, cuando introduce al Primogénito en el mundo, dice:
Adórenle todos los ángeles de Dios.
1:7 Ciertamente de los ángeles dice:
El que hace a sus ángeles espíritus,
Y a sus ministros llama de fuego.
1:8 Mas del Hijo dice: Tu trono, oh Dios, por el siglo del siglo;
Cetro de equidad es el cetro de tu reino.
1:9 Has amado la justicia, y aborrecido la maldad,
Por lo cual te ungió Dios, el Dios tuyo,
Con óleo de alegría más que a tus compañeros.
1:10 Y:
Tú, oh Señor, en el principio fundaste la tierra,
Y los cielos son obra de tus manos.
1:11 Ellos perecerán, mas tú permaneces;
Y todos ellos se envejecerán como una vestidura,
1:12 Y como un vestido los envolverás, y serán mudados;
Pero tú eres el mismo,
Y tus años no acabarán.
1:13 Pues, ¿a cuál de los ángeles dijo Dios jamás:
Siéntate a mi diestra,
Hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies?
1:14 ¿No son todos espíritus ministradores, enviados para servicio a favor de los que serán herederos de la salvación?
SEGUNDA LECTURA
Génesis 45:1-46:27
45:1 No podía ya José contenerse delante de todos los que estaban al lado suyo, y clamó: Haced salir de mi presencia a todos. Y no quedó nadie con él, al darse a conocer José a sus hermanos.
45:2 Entonces se dio a llorar a gritos; y oyeron los egipcios, y oyó también la casa de Faraón.
45:3 Y dijo José a sus hermanos: Yo soy José; ¿vive aún mi padre? Y sus hermanos no pudieron responderle, porque estaban turbados delante de él.
45:4 Entonces dijo José a sus hermanos: Acercaos ahora a mí. Y ellos se acercaron. Y él dijo: Yo soy José vuestro hermano, el que vendisteis para Egipto.
45:5 Ahora, pues, no os entristezcáis, ni os pese de haberme vendido acá; porque para preservación de vida me envió Dios delante de vosotros.
45:6 Pues ya ha habido dos años de hambre en medio de la tierra, y aún quedan cinco años en los cuales ni habrá arada ni siega.
45:7 Y Dios me envió delante de vosotros, para preservaros posteridad sobre la tierra, y para daros vida por medio de gran liberación.
45:8 Así, pues, no me enviasteis acá vosotros, sino Dios, que me ha puesto por padre de Faraón y por señor de toda su casa, y por gobernador en toda la tierra de Egipto.
45:9 Daos prisa, id a mi padre y decidle: Así dice tu hijo José: Dios me ha puesto por señor de todo Egipto; ven a mí, no te detengas.
45:10 Habitarás en la tierra de Gosén, y estarás cerca de mí, tú y tus hijos, y los hijos de tus hijos, tus ganados y tus vacas, y todo lo que tienes.
45:11 Y allí te alimentaré, pues aún quedan cinco años de hambre, para que no perezcas de pobreza tú y tu casa, y todo lo que tienes.
45:12 He aquí, vuestros ojos ven, y los ojos de mi hermano Benjamín, que mi boca os habla.
45:13 Haréis, pues, saber a mi padre toda mi gloria en Egipto, y todo lo que habéis visto; y daos prisa, y traed a mi padre acá.
45:14 Y se echó sobre el cuello de Benjamín su hermano, y lloró; y también Benjamín lloró sobre su cuello.
45:15 Y besó a todos sus hermanos, y lloró sobre ellos; y después sus hermanos hablaron con él.
45:16 Y se oyó la noticia en la casa de Faráon, diciendo: Los hermanos de José han venido. Y esto agradó en los ojos de Faraón y de sus siervos.
45:17 Y dijo Faraón a José: Di a tus hermanos: Haced esto: cargad vuestras bestias, e id, volved a la tierra de Canaán;
45:18 y tomad a vuestro padre y a vuestras familias y venid a mí, porque yo os daré lo bueno de la tierra de Egipto, y comeréis de la abundancia de la tierra.
45:19 Y tú manda: Haced esto: tomaos de la tierra de Egipto carros para vuestros niños y vuestras mujeres, y traed a vuestro padre, y venid.
45:20 Y no os preocupéis por vuestros enseres, porque la riqueza de la tierra de Egipto será vuestra.
45:21 Y lo hicieron así los hijos de Israel; y les dio José carros conforme a la orden de Faraón, y les suministró víveres para el camino.
45:22 A cada uno de todos ellos dio mudas de vestidos, y a Benjamín dio trescientas piezas de plata, y cinco mudas de vestidos.
45:23 Y a su padre envió esto: diez asnos cargados de lo mejor de Egipto, y diez asnas cargadas de trigo, y pan y comida, para su padre en el camino.
45:24 Y despidió a sus hermanos, y ellos se fueron. Y él les dijo: No riñáis por el camino.
45:25 Y subieron de Egipto, y llegaron a la tierra de Canaán a Jacob su padre.
45:26 Y le dieron las nuevas, diciendo: José vive aún; y él es señor en toda la tierra de Egipto. Y el corazón de Jacob se afligió, porque no los creía.
45:27 Y ellos le contaron todas las palabras de José, que él les había hablado; y viendo Jacob los carros que José enviaba para llevarlo, su espíritu revivió.
45:28 Entonces dijo Israel: Basta; José mi hijo vive todavía; iré, y le veré antes que yo muera.
Capítulo 46
46:1 Salió Israel con todo lo que tenía, y vino a Beerseba, y ofreció sacrificios al Dios de su padre Isaac.
46:2 Y habló Dios a Israel en visiones de noche, y dijo: Jacob, Jacob. Y él respondió: Heme aquí.
46:3 Y dijo: Yo soy Dios, el Dios de tu padre; no temas de descender a Egipto, porque allí yo haré de ti una gran nación.
46:4 Yo descenderé contigo a Egipto, y yo también te haré volver; y la mano de José cerrará tus ojos.
46:5 Y se levantó Jacob de Beerseba; y tomaron los hijos de Israel a su padre Jacob, y a sus niños, y a sus mujeres, en los carros que Faraón había enviado para llevarlo.
46:6 Y tomaron sus ganados, y sus bienes que habían adquirido en la tierra de Canaán, y vinieron a Egipto, Jacob y toda su descendencia consigo;
46:7 sus hijos, y los hijos de sus hijos consigo; sus hijas, y las hijas de sus hijos, y a toda su descendencia trajo consigo a Egipto.
46:8 Y estos son los nombres de los hijos de Israel, que entraron en Egipto, Jacob y sus hijos: Rubén, el primogénito de Jacob.
46:9 Y los hijos de Rubén: Hanoc, Falú, Hezrón y Carmi.
46:10 Los hijos de Simeón: Jemuel, Jamín, Ohad, Jaquín, Zohar, y Saúl hijo de la cananea.
46:11 Los hijos de Leví: Gersón, Coat y Merari.
46:12 Los hijos de Judá: Er, Onán, Sela, Fares y Zara; mas Er y Onán murieron en la tierra de Canaán. Y los hijos de Fares fueron Hezrón y Hamul.
46:13 Los hijos de Isacar: Tola, Fúa, Job y Simrón.
46:14 Los hijos de Zabulón: Sered, Elón y Jahleel.
46:15 Estos fueron los hijos de Lea, los que dio a luz a Jacob en Padan-aram, y además su hija Dina; treinta y tres las personas todas de sus hijos e hijas.
46:16 Los hijos de Gad: Zifión, Hagui, Ezbón, Suni, Eri, Arodi y Areli.
46:17 Y los hijos de Aser: Imna, Isúa, Isúi, Bería, y Sera hermana de ellos. Los hijos de Bería: Heber y Malquiel.
46:18 Estos fueron los hijos de Zilpa, la que Labán dio a su hija Lea, y dio a luz éstos a Jacob; por todas dieciséis personas.
46:19 Los hijos de Raquel, mujer de Jacob: José y Benjamín.
46:20 Y nacieron a José en la tierra de Egipto Manasés y Efraín, los que le dio a luz Asenat, hija de Potifera sacerdote de On.
46:21 Los hijos de Benjamín fueron Bela, Bequer, Asbel, Gera, Naamán, Ehi, Ros, Mupim, Hupim y Ard.
46:22 Estos fueron los hijos de Raquel, que nacieron a Jacob; por todas catorce personas.
46:23 Los hijos de Dan: Husim.
46:24 Los hijos de Neftalí: Jahzeel, Guni, Jezer y Silem.
46:25 Estos fueron los hijos de Bilha, la que dio Labán a Raquel su hija, y dio a luz éstos a Jacob; por todas siete personas.
46:26 Todas las personas que vinieron con Jacob a Egipto, procedentes de sus lomos, sin las mujeres de los hijos de Jacob, todas las personas fueron sesenta y seis.
46:27 Y los hijos de José, que le nacieron en Egipto, dos personas. Todas las personas de la casa de Jacob, que entraron en Egipto, fueron setenta.
TERCERA LECTURA
SALMOS 36
Capítulo 36
36:1 La iniquidad del impío me dice al corazón:
No hay temor de Dios delante de sus ojos.
36:2 Se lisonjea, por tanto, en sus propios ojos,
De que su iniquidad no será hallada y aborrecida.
36:3 Las palabras de su boca son iniquidad y fraude;
Ha dejado de ser cuerdo y de hacer el bien.
36:4 Medita maldad sobre su cama;
Está en camino no bueno,
El mal no aborrece.
36:5 Jehová, hasta los cielos llega tu misericordia,
Y tu fidelidad alcanza hasta las nubes.
36:6 Tu justicia es como los montes de Dios,
Tus juicios, abismo grande.
Oh Jehová, al hombre y al animal conservas.
36:7 ¡Cuán preciosa, oh Dios, es tu misericordia!
Por eso los hijos de los hombres se amparan bajo la sombra de tus alas.
36:8 Serán completamente saciados de la grosura de tu casa,
Y tú los abrevarás del torrente de tus delicias.
36:9 Porque contigo está el manantial de la vida;
En tu luz veremos la luz.
36:10 Extiende tu misericordia a los que te conocen,
Y tu justicia a los rectos de corazón.
36:11 No venga pie de soberbia contra mí,
Y mano de impíos no me mueva.
36:12 Allí cayeron los hacedores de iniquidad;
Fueron derribados, y no podrán levantarse.
sábado, 14 de enero de 2017
Día 4 de FEBRERO
Primera Lectura
Lucas 24:13-53
24:13 Y he aquí, dos de ellos iban el mismo día a una aldea llamada Emaús, que estaba a sesenta estadios de Jerusalén.
24:14 E iban hablando entre sí de todas aquellas cosas que habían acontecido.
24:15 Sucedió que mientras hablaban y discutían entre sí, Jesús mismo se acercó, y caminaba con ellos.
24:16 Mas los ojos de ellos estaban velados, para que no le conociesen.
24:17 Y les dijo: ¿Qué pláticas son estas que tenéis entre vosotros mientras camináis, y por qué estáis tristes?
24:18 Respondiendo uno de ellos, que se llamaba Cleofas, le dijo: ¿Eres tú el único forastero en Jerusalén que no has sabido las cosas que en ella han acontecido en estos días?
24:19 Entonces él les dijo: ¿Qué cosas? Y ellos le dijeron: De Jesús nazareno, que fue varón profeta, poderoso en obra y en palabra delante de Dios y de todo el pueblo;
24:20 y cómo le entregaron los principales sacerdotes y nuestros gobernantes a sentencia de muerte, y le crucificaron.
24:21 Pero nosotros esperábamos que él era el que había de redimir a Israel; y ahora, además de todo esto, hoy es ya el tercer día que esto ha acontecido.
24:22 Aunque también nos han asombrado unas mujeres de entre nosotros, las que antes del día fueron al sepulcro;
24:23 y como no hallaron su cuerpo, vinieron diciendo que también habían visto visión de ángeles, quienes dijeron que él vive.
24:24 Y fueron algunos de los nuestros al sepulcro, y hallaron así como las mujeres habían dicho, pero a él no le vieron.
24:25 Entonces él les dijo: ¡Oh insensatos, y tardos de corazón para creer todo lo que los profetas han dicho!
24:26 ¿No era necesario que el Cristo padeciera estas cosas, y que entrara en su gloria?
24:27 Y comenzando desde Moisés, y siguiendo por todos los profetas, les declaraba en todas las Escrituras lo que de él decían.
24:28 Llegaron a la aldea adonde iban, y él hizo como que iba más lejos.
24:29 Mas ellos le obligaron a quedarse, diciendo: Quédate con nosotros, porque se hace tarde, y el día ya ha declinado. Entró, pues, a quedarse con ellos.
24:30 Y aconteció que estando sentado con ellos a la mesa, tomó el pan y lo bendijo, lo partió, y les dio.
24:31 Entonces les fueron abiertos los ojos, y le reconocieron; mas él se desapareció de su vista.
24:32 Y se decían el uno al otro: ¿No ardía nuestro corazón en nosotros, mientras nos hablaba en el camino, y cuando nos abría las Escrituras?
24:33 Y levantándose en la misma hora, volvieron a Jerusalén, y hallaron a los once reunidos, y a los que estaban con ellos,
24:34 que decían: Ha resucitado el Señor verdaderamente, y ha aparecido a Simón.
24:35 Entonces ellos contaban las cosas que les habían acontecido en el camino, y cómo le habían reconocido al partir el pan.
24:36 Mientras ellos aún hablaban de estas cosas, Jesús se puso en medio de ellos, y les dijo: Paz a vosotros.
24:37 Entonces, espantados y atemorizados, pensaban que veían espíritu.
24:38 Pero él les dijo: ¿Por qué estáis turbados, y vienen a vuestro corazón estos pensamientos?
24:39 Mirad mis manos y mis pies, que yo mismo soy; palpad, y ved; porque un espíritu no tiene carne ni huesos, como veis que yo tengo.
24:40 Y diciendo esto, les mostró las manos y los pies.
24:41 Y como todavía ellos, de gozo, no lo creían, y estaban maravillados, les dijo: ¿Tenéis aquí algo de comer?
24:42 Entonces le dieron parte de un pez asado, y un panal de miel.
24:43 Y él lo tomó, y comió delante de ellos.
24:44 Y les dijo: Estas son las palabras que os hablé, estando aún con vosotros: que era necesario que se cumpliese todo lo que está escrito de mí en la ley de Moisés, en los profetas y en los salmos.
24:45 Entonces les abrió el entendimiento, para que comprendiesen las Escrituras;
24:46 y les dijo: Así está escrito, y así fue necesario que el Cristo padeciese, y resucitase de los muertos al tercer día;
24:47 y que se predicase en su nombre el arrepentimiento y el perdón de pecados en todas las naciones, comenzando desde Jerusalén.
24:48 Y vosotros sois testigos de estas cosas.
24:49 He aquí, yo enviaré la promesa de mi Padre sobre vosotros; pero quedaos vosotros en la ciudad de Jerusalén, hasta que seáis investidos de poder desde lo alto.
24:50 Y los sacó fuera hasta Betania, y alzando sus manos, los bendijo.
24:51 Y aconteció que bendiciéndolos, se separó de ellos, y fue llevado arriba al cielo.
24:52 Ellos, después de haberle adorado, volvieron a Jerusalén con gran gozo;
24:53 y estaban siempre en el templo, alabando y bendiciendo a Dios. Amén.
SEGUNDA LECTURA
Génesis 44
44:1 Mandó José al mayordomo de su casa, diciendo: Llena de alimento los costales de estos varones, cuanto puedan llevar, y pon el dinero de cada uno en la boca de su costal.
44:2 Y pondrás mi copa, la copa de plata, en la boca del costal del menor, con el dinero de su trigo. Y él hizo como dijo José.
44:3 Venida la mañana, los hombres fueron despedidos con sus asnos.
44:4 Habiendo ellos salido de la ciudad, de la que aún no se habían alejado, dijo José a su mayordomo: Levántate y sigue a esos hombres; y cuando los alcances, diles: ¿Por qué habéis vuelto mal por bien? ¿Por qué habéis robado mi copa de plata?
44:5 ¿No es ésta en la que bebe mi señor, y por la que suele adivinar? Habéis hecho mal en lo que hicisteis.
44:6 Cuando él los alcanzó, les dijo estas palabras.
44:7 Y ellos le respondieron: ¿Por qué dice nuestro señor tales cosas? Nunca tal hagan tus siervos.
44:8 He aquí, el dinero que hallamos en la boca de nuestros costales, te lo volvimos a traer desde la tierra de Canaán; ¿cómo, pues, habíamos de hurtar de casa de tu señor plata ni oro?
44:9 Aquel de tus siervos en quien fuere hallada la copa, que muera, y aun nosotros seremos siervos de mi señor.
44:10 Y él dijo: También ahora sea conforme a vuestras palabras; aquel en quien se hallare será mi siervo, y vosotros seréis sin culpa.
44:11 Ellos entonces se dieron prisa, y derribando cada uno su costal en tierra, abrió cada cual el costal suyo.
44:12 Y buscó; desde el mayor comenzó, y acabó en el menor; y la copa fue hallada en el costal de Benjamín.
44:13 Entonces ellos rasgaron sus vestidos, y cargó cada uno su asno y volvieron a la ciudad.
44:14 Vino Judá con sus hermanos a casa de José, que aún estaba allí, y se postraron delante de él en tierra.
44:15 Y les dijo José: ¿Qué acción es esta que habéis hecho? ¿No sabéis que un hombre como yo sabe adivinar?
44:16 Entonces dijo Judá: ¿Qué diremos a mi señor? ¿Qué hablaremos, o con qué nos justificaremos? Dios ha hallado la maldad de tus siervos; he aquí, nosotros somos siervos de mi señor, nosotros, y también aquel en cuyo poder fue hallada la copa.
44:17 José respondió: Nunca yo tal haga. El varón en cuyo poder fue hallada la copa, él será mi siervo; vosotros id en paz a vuestro padre.
44:18 Entonces Judá se acercó a él, y dijo: Ay, señor mío, te ruego que permitas que hable tu siervo una palabra en oídos de mi señor, y no se encienda tu enojo contra tu siervo, pues tú eres como Faraón.
44:19 Mi señor preguntó a sus siervos, diciendo: ¿Tenéis padre o hermano?
44:20 Y nosotros respondimos a mi señor: Tenemos un padre anciano, y un hermano joven, pequeño aún, que le nació en su vejez; y un hermano suyo murió, y él solo quedó de los hijos de su madre; y su padre lo ama.
44:21 Y tú dijiste a tus siervos: Traédmelo, y pondré mis ojos sobre él.
44:22 Y nosotros dijimos a mi señor: El joven no puede dejar a su padre, porque si lo dejare, su padre morirá.
44:23 Y dijiste a tus siervos: Si vuestro hermano menor no desciende con vosotros, no veréis más mi rostro.
44:24 Aconteció, pues, que cuando llegamos a mi padre tu siervo, le contamos las palabras de mi señor.
44:25 Y dijo nuestro padre: Volved a comprarnos un poco de alimento.
44:26 Y nosotros respondimos: No podemos ir; si nuestro hermano va con nosotros, iremos; porque no podremos ver el rostro del varón, si no está con nosotros nuestro hermano el menor.
44:27 Entonces tu siervo mi padre nos dijo: Vosotros sabéis que dos hijos me dio a luz mi mujer;
44:28 y el uno salió de mi presencia, y pienso de cierto que fue despedazado, y hasta ahora no lo he visto.
44:29 Y si tomáis también a éste de delante de mí, y le acontece algún desastre, haréis descender mis canas con dolor al Seol.
44:30 Ahora, pues, cuando vuelva yo a tu siervo mi padre, si el joven no va conmigo, como su vida está ligada a la vida de él,
44:31 sucederá que cuando no vea al joven, morirá; y tus siervos harán descender las canas de tu siervo nuestro padre con dolor al Seol.
44:32 Como tu siervo salió por fiador del joven con mi padre, diciendo: Si no te lo vuelvo a traer, entonces yo seré culpable ante mi padre para siempre;
44:33 te ruego, por tanto, que quede ahora tu siervo en lugar del joven por siervo de mi señor, y que el joven vaya con sus hermanos.
44:34 Porque ¿cómo volveré yo a mi padre sin el joven? No podré, por no ver el mal que sobrevendrá a mi padre.
TERCER LECTURA
Salmos 35
35:1 Disputa, oh Jehová, con los que contra mí contienden;
Pelea contra los que me combaten.
35:2 Echa mano al escudo y al pavés,
Y levántate en mi ayuda.
35:3 Saca la lanza, cierra contra mis perseguidores;
Di a mi alma: Yo soy tu salvación.
35:4 Sean avergonzados y confundidos los que buscan mi vida;
Sean vueltos atrás y avergonzados los que mi mal intentan.
35:5 Sean como el tamo delante del viento,
Y el ángel de Jehová los acose.
35:6 Sea su camino tenebroso y resbaladizo,
Y el ángel de Jehová los persiga.
35:7 Porque sin causa escondieron para mí su red en un hoyo;
Sin causa cavaron hoyo para mi alma.
35:8 Véngale el quebrantamiento sin que lo sepa,
Y la red que él escondió lo prenda;
Con quebrantamiento caiga en ella.
35:9 Entonces mi alma se alegrará en Jehová;
Se regocijará en su salvación.
35:10 Todos mis huesos dirán: Jehová, ¿quién como tú,
Que libras al afligido del más fuerte que él,
Y al pobre y menesteroso del que le despoja?
35:11 Se levantan testigos malvados;
De lo que no sé me preguntan;
35:12 Me devuelven mal por bien,
Para afligir a mi alma.
35:13 Pero yo, cuando ellos enfermaron, me vestí de cilicio;
Afligí con ayuno mi alma,
Y mi oración se volvía a mi seno.
35:14 Como por mi compañero, como por mi hermano andaba;
Como el que trae luto por madre, enlutado me humillaba.
35:15 Pero ellos se alegraron en mi adversidad, y se juntaron;
Se juntaron contra mí gentes despreciables, y yo no lo entendía;
Me despedazaban sin descanso;
35:16 Como lisonjeros, escarnecedores y truhanes,
Crujieron contra mí sus dientes.
35:17 Señor, ¿hasta cuándo verás esto?
Rescata mi alma de sus destrucciones, mi vida de los leones.
35:18 Te confesaré en grande congregación;
Te alabaré entre numeroso pueblo.
35:19 No se alegren de mí los que sin causa son mis enemigos,
Ni los que me aborrecen sin causa guiñen el ojo.
35:20 Porque no hablan paz;
Y contra los mansos de la tierra piensan palabras engañosas.
35:21 Ensancharon contra mí su boca;
Dijeron: ¡Ea, ea, nuestros ojos lo han visto!
35:22 Tú lo has visto, oh Jehová; no calles;
Señor, no te alejes de mí.
35:23 Muévete y despierta para hacerme justicia,
Dios mío y Señor mío, para defender mi causa.
35:24 Júzgame conforme a tu justicia, Jehová Dios mío,
Y no se alegren de mí.
35:25 No digan en su corazón: ¡Ea, alma nuestra!
No digan: ¡Le hemos devorado!
35:26 Sean avergonzados y confundidos a una los que de mi mal se alegran;
Vístanse de vergüenza y de confusión los que se engrandecen contra mí.
35:27 Canten y alégrense los que están a favor de mi justa causa,
Y digan siempre: Sea exaltado Jehová,
Que ama la paz de su siervo.
35:28 Y mi lengua hablará de tu justicia
Y de tu alabanza todo el día.
Lucas 24:13-53
24:13 Y he aquí, dos de ellos iban el mismo día a una aldea llamada Emaús, que estaba a sesenta estadios de Jerusalén.
24:14 E iban hablando entre sí de todas aquellas cosas que habían acontecido.
24:15 Sucedió que mientras hablaban y discutían entre sí, Jesús mismo se acercó, y caminaba con ellos.
24:16 Mas los ojos de ellos estaban velados, para que no le conociesen.
24:17 Y les dijo: ¿Qué pláticas son estas que tenéis entre vosotros mientras camináis, y por qué estáis tristes?
24:18 Respondiendo uno de ellos, que se llamaba Cleofas, le dijo: ¿Eres tú el único forastero en Jerusalén que no has sabido las cosas que en ella han acontecido en estos días?
24:19 Entonces él les dijo: ¿Qué cosas? Y ellos le dijeron: De Jesús nazareno, que fue varón profeta, poderoso en obra y en palabra delante de Dios y de todo el pueblo;
24:20 y cómo le entregaron los principales sacerdotes y nuestros gobernantes a sentencia de muerte, y le crucificaron.
24:21 Pero nosotros esperábamos que él era el que había de redimir a Israel; y ahora, además de todo esto, hoy es ya el tercer día que esto ha acontecido.
24:22 Aunque también nos han asombrado unas mujeres de entre nosotros, las que antes del día fueron al sepulcro;
24:23 y como no hallaron su cuerpo, vinieron diciendo que también habían visto visión de ángeles, quienes dijeron que él vive.
24:24 Y fueron algunos de los nuestros al sepulcro, y hallaron así como las mujeres habían dicho, pero a él no le vieron.
24:25 Entonces él les dijo: ¡Oh insensatos, y tardos de corazón para creer todo lo que los profetas han dicho!
24:26 ¿No era necesario que el Cristo padeciera estas cosas, y que entrara en su gloria?
24:27 Y comenzando desde Moisés, y siguiendo por todos los profetas, les declaraba en todas las Escrituras lo que de él decían.
24:28 Llegaron a la aldea adonde iban, y él hizo como que iba más lejos.
24:29 Mas ellos le obligaron a quedarse, diciendo: Quédate con nosotros, porque se hace tarde, y el día ya ha declinado. Entró, pues, a quedarse con ellos.
24:30 Y aconteció que estando sentado con ellos a la mesa, tomó el pan y lo bendijo, lo partió, y les dio.
24:31 Entonces les fueron abiertos los ojos, y le reconocieron; mas él se desapareció de su vista.
24:32 Y se decían el uno al otro: ¿No ardía nuestro corazón en nosotros, mientras nos hablaba en el camino, y cuando nos abría las Escrituras?
24:33 Y levantándose en la misma hora, volvieron a Jerusalén, y hallaron a los once reunidos, y a los que estaban con ellos,
24:34 que decían: Ha resucitado el Señor verdaderamente, y ha aparecido a Simón.
24:35 Entonces ellos contaban las cosas que les habían acontecido en el camino, y cómo le habían reconocido al partir el pan.
24:36 Mientras ellos aún hablaban de estas cosas, Jesús se puso en medio de ellos, y les dijo: Paz a vosotros.
24:37 Entonces, espantados y atemorizados, pensaban que veían espíritu.
24:38 Pero él les dijo: ¿Por qué estáis turbados, y vienen a vuestro corazón estos pensamientos?
24:39 Mirad mis manos y mis pies, que yo mismo soy; palpad, y ved; porque un espíritu no tiene carne ni huesos, como veis que yo tengo.
24:40 Y diciendo esto, les mostró las manos y los pies.
24:41 Y como todavía ellos, de gozo, no lo creían, y estaban maravillados, les dijo: ¿Tenéis aquí algo de comer?
24:42 Entonces le dieron parte de un pez asado, y un panal de miel.
24:43 Y él lo tomó, y comió delante de ellos.
24:44 Y les dijo: Estas son las palabras que os hablé, estando aún con vosotros: que era necesario que se cumpliese todo lo que está escrito de mí en la ley de Moisés, en los profetas y en los salmos.
24:45 Entonces les abrió el entendimiento, para que comprendiesen las Escrituras;
24:46 y les dijo: Así está escrito, y así fue necesario que el Cristo padeciese, y resucitase de los muertos al tercer día;
24:47 y que se predicase en su nombre el arrepentimiento y el perdón de pecados en todas las naciones, comenzando desde Jerusalén.
24:48 Y vosotros sois testigos de estas cosas.
24:49 He aquí, yo enviaré la promesa de mi Padre sobre vosotros; pero quedaos vosotros en la ciudad de Jerusalén, hasta que seáis investidos de poder desde lo alto.
24:50 Y los sacó fuera hasta Betania, y alzando sus manos, los bendijo.
24:51 Y aconteció que bendiciéndolos, se separó de ellos, y fue llevado arriba al cielo.
24:52 Ellos, después de haberle adorado, volvieron a Jerusalén con gran gozo;
24:53 y estaban siempre en el templo, alabando y bendiciendo a Dios. Amén.
SEGUNDA LECTURA
Génesis 44
44:1 Mandó José al mayordomo de su casa, diciendo: Llena de alimento los costales de estos varones, cuanto puedan llevar, y pon el dinero de cada uno en la boca de su costal.
44:2 Y pondrás mi copa, la copa de plata, en la boca del costal del menor, con el dinero de su trigo. Y él hizo como dijo José.
44:3 Venida la mañana, los hombres fueron despedidos con sus asnos.
44:4 Habiendo ellos salido de la ciudad, de la que aún no se habían alejado, dijo José a su mayordomo: Levántate y sigue a esos hombres; y cuando los alcances, diles: ¿Por qué habéis vuelto mal por bien? ¿Por qué habéis robado mi copa de plata?
44:5 ¿No es ésta en la que bebe mi señor, y por la que suele adivinar? Habéis hecho mal en lo que hicisteis.
44:6 Cuando él los alcanzó, les dijo estas palabras.
44:7 Y ellos le respondieron: ¿Por qué dice nuestro señor tales cosas? Nunca tal hagan tus siervos.
44:8 He aquí, el dinero que hallamos en la boca de nuestros costales, te lo volvimos a traer desde la tierra de Canaán; ¿cómo, pues, habíamos de hurtar de casa de tu señor plata ni oro?
44:9 Aquel de tus siervos en quien fuere hallada la copa, que muera, y aun nosotros seremos siervos de mi señor.
44:10 Y él dijo: También ahora sea conforme a vuestras palabras; aquel en quien se hallare será mi siervo, y vosotros seréis sin culpa.
44:11 Ellos entonces se dieron prisa, y derribando cada uno su costal en tierra, abrió cada cual el costal suyo.
44:12 Y buscó; desde el mayor comenzó, y acabó en el menor; y la copa fue hallada en el costal de Benjamín.
44:13 Entonces ellos rasgaron sus vestidos, y cargó cada uno su asno y volvieron a la ciudad.
44:14 Vino Judá con sus hermanos a casa de José, que aún estaba allí, y se postraron delante de él en tierra.
44:15 Y les dijo José: ¿Qué acción es esta que habéis hecho? ¿No sabéis que un hombre como yo sabe adivinar?
44:16 Entonces dijo Judá: ¿Qué diremos a mi señor? ¿Qué hablaremos, o con qué nos justificaremos? Dios ha hallado la maldad de tus siervos; he aquí, nosotros somos siervos de mi señor, nosotros, y también aquel en cuyo poder fue hallada la copa.
44:17 José respondió: Nunca yo tal haga. El varón en cuyo poder fue hallada la copa, él será mi siervo; vosotros id en paz a vuestro padre.
44:18 Entonces Judá se acercó a él, y dijo: Ay, señor mío, te ruego que permitas que hable tu siervo una palabra en oídos de mi señor, y no se encienda tu enojo contra tu siervo, pues tú eres como Faraón.
44:19 Mi señor preguntó a sus siervos, diciendo: ¿Tenéis padre o hermano?
44:20 Y nosotros respondimos a mi señor: Tenemos un padre anciano, y un hermano joven, pequeño aún, que le nació en su vejez; y un hermano suyo murió, y él solo quedó de los hijos de su madre; y su padre lo ama.
44:21 Y tú dijiste a tus siervos: Traédmelo, y pondré mis ojos sobre él.
44:22 Y nosotros dijimos a mi señor: El joven no puede dejar a su padre, porque si lo dejare, su padre morirá.
44:23 Y dijiste a tus siervos: Si vuestro hermano menor no desciende con vosotros, no veréis más mi rostro.
44:24 Aconteció, pues, que cuando llegamos a mi padre tu siervo, le contamos las palabras de mi señor.
44:25 Y dijo nuestro padre: Volved a comprarnos un poco de alimento.
44:26 Y nosotros respondimos: No podemos ir; si nuestro hermano va con nosotros, iremos; porque no podremos ver el rostro del varón, si no está con nosotros nuestro hermano el menor.
44:27 Entonces tu siervo mi padre nos dijo: Vosotros sabéis que dos hijos me dio a luz mi mujer;
44:28 y el uno salió de mi presencia, y pienso de cierto que fue despedazado, y hasta ahora no lo he visto.
44:29 Y si tomáis también a éste de delante de mí, y le acontece algún desastre, haréis descender mis canas con dolor al Seol.
44:30 Ahora, pues, cuando vuelva yo a tu siervo mi padre, si el joven no va conmigo, como su vida está ligada a la vida de él,
44:31 sucederá que cuando no vea al joven, morirá; y tus siervos harán descender las canas de tu siervo nuestro padre con dolor al Seol.
44:32 Como tu siervo salió por fiador del joven con mi padre, diciendo: Si no te lo vuelvo a traer, entonces yo seré culpable ante mi padre para siempre;
44:33 te ruego, por tanto, que quede ahora tu siervo en lugar del joven por siervo de mi señor, y que el joven vaya con sus hermanos.
44:34 Porque ¿cómo volveré yo a mi padre sin el joven? No podré, por no ver el mal que sobrevendrá a mi padre.
TERCER LECTURA
Salmos 35
35:1 Disputa, oh Jehová, con los que contra mí contienden;
Pelea contra los que me combaten.
35:2 Echa mano al escudo y al pavés,
Y levántate en mi ayuda.
35:3 Saca la lanza, cierra contra mis perseguidores;
Di a mi alma: Yo soy tu salvación.
35:4 Sean avergonzados y confundidos los que buscan mi vida;
Sean vueltos atrás y avergonzados los que mi mal intentan.
35:5 Sean como el tamo delante del viento,
Y el ángel de Jehová los acose.
35:6 Sea su camino tenebroso y resbaladizo,
Y el ángel de Jehová los persiga.
35:7 Porque sin causa escondieron para mí su red en un hoyo;
Sin causa cavaron hoyo para mi alma.
35:8 Véngale el quebrantamiento sin que lo sepa,
Y la red que él escondió lo prenda;
Con quebrantamiento caiga en ella.
35:9 Entonces mi alma se alegrará en Jehová;
Se regocijará en su salvación.
35:10 Todos mis huesos dirán: Jehová, ¿quién como tú,
Que libras al afligido del más fuerte que él,
Y al pobre y menesteroso del que le despoja?
35:11 Se levantan testigos malvados;
De lo que no sé me preguntan;
35:12 Me devuelven mal por bien,
Para afligir a mi alma.
35:13 Pero yo, cuando ellos enfermaron, me vestí de cilicio;
Afligí con ayuno mi alma,
Y mi oración se volvía a mi seno.
35:14 Como por mi compañero, como por mi hermano andaba;
Como el que trae luto por madre, enlutado me humillaba.
35:15 Pero ellos se alegraron en mi adversidad, y se juntaron;
Se juntaron contra mí gentes despreciables, y yo no lo entendía;
Me despedazaban sin descanso;
35:16 Como lisonjeros, escarnecedores y truhanes,
Crujieron contra mí sus dientes.
35:17 Señor, ¿hasta cuándo verás esto?
Rescata mi alma de sus destrucciones, mi vida de los leones.
35:18 Te confesaré en grande congregación;
Te alabaré entre numeroso pueblo.
35:19 No se alegren de mí los que sin causa son mis enemigos,
Ni los que me aborrecen sin causa guiñen el ojo.
35:20 Porque no hablan paz;
Y contra los mansos de la tierra piensan palabras engañosas.
35:21 Ensancharon contra mí su boca;
Dijeron: ¡Ea, ea, nuestros ojos lo han visto!
35:22 Tú lo has visto, oh Jehová; no calles;
Señor, no te alejes de mí.
35:23 Muévete y despierta para hacerme justicia,
Dios mío y Señor mío, para defender mi causa.
35:24 Júzgame conforme a tu justicia, Jehová Dios mío,
Y no se alegren de mí.
35:25 No digan en su corazón: ¡Ea, alma nuestra!
No digan: ¡Le hemos devorado!
35:26 Sean avergonzados y confundidos a una los que de mi mal se alegran;
Vístanse de vergüenza y de confusión los que se engrandecen contra mí.
35:27 Canten y alégrense los que están a favor de mi justa causa,
Y digan siempre: Sea exaltado Jehová,
Que ama la paz de su siervo.
35:28 Y mi lengua hablará de tu justicia
Y de tu alabanza todo el día.
Día 3 de FEBRERO
Primera Lectura
Lucas 24:1-12
24:1 El primer día de la semana, muy de mañana, vinieron al sepulcro, trayendo las especias aromáticas que habían preparado, y algunas otras mujeres con ellas.
24:2 Y hallaron removida la piedra del sepulcro;
24:3 y entrando, no hallaron el cuerpo del Señor Jesús.
24:4 Aconteció que estando ellas perplejas por esto, he aquí se pararon junto a ellas dos varones con vestiduras resplandecientes;
24:5 y como tuvieron temor, y bajaron el rostro a tierra, les dijeron: ¿Por qué buscáis entre los muertos al que vive?
24:6 No está aquí, sino que ha resucitado. Acordaos de lo que os habló, cuando aún estaba en Galilea,
24:7 diciendo: Es necesario que el Hijo del Hombre sea entregado en manos de hombres pecadores, y que sea crucificado, y resucite al tercer día.
24:8 Entonces ellas se acordaron de sus palabras,
24:9 y volviendo del sepulcro, dieron nuevas de todas estas cosas a los once, y a todos los demás.
24:10 Eran María Magdalena, y Juana, y María madre de Jacobo, y las demás con ellas, quienes dijeron estas cosas a los apóstoles.
24:11 Mas a ellos les parecían locura las palabras de ellas, y no las creían.
24:12 Pero levantándose Pedro, corrió al sepulcro; y cuando miró dentro, vio los lienzos solos, y se fue a casa maravillándose de lo que había sucedido.
Segunda Lectura
Génesis 43
43:1 El hambre era grande en la tierra;
43:2 y aconteció que cuando acabaron de comer el trigo que trajeron de Egipto, les dijo su padre: Volved, y comprad para nosotros un poco de alimento.
43:3 Respondió Judá, diciendo: Aquel varón nos protestó con ánimo resuelto, diciendo: No veréis mi rostro si no traéis a vuestro hermano con vosotros.
43:4 Si enviares a nuestro hermano con nosotros, descenderemos y te compraremos alimento.
43:5 Pero si no le enviares, no descenderemos; porque aquel varón nos dijo: No veréis mi rostro si no traéis a vuestro hermano con vosotros.
43:6 Dijo entonces Israel: ¿Por qué me hicisteis tanto mal, declarando al varón que teníais otro hermano?
43:7 Y ellos respondieron: Aquel varón nos preguntó expresamente por nosotros, y por nuestra familia, diciendo: ¿Vive aún vuestro padre? ¿Tenéis otro hermano? Y le declaramos conforme a estas palabras. ¿Acaso podíamos saber que él nos diría: Haced venir a vuestro hermano?
43:8 Entonces Judá dijo a Israel su padre: Envía al joven conmigo, y nos levantaremos e iremos, a fin de que vivamos y no muramos nosotros, y tú, y nuestros niños.
43:9 Yo te respondo por él; a mí me pedirás cuenta. Si yo no te lo vuelvo a traer, y si no lo pongo delante de ti, seré para ti el culpable para siempre;
43:10 pues si no nos hubiéramos detenido, ciertamente hubiéramos ya vuelto dos veces.
43:11 Entonces Israel su padre les respondió: Pues que así es, hacedlo; tomad de lo mejor de la tierra en vuestros sacos, y llevad a aquel varón un presente, un poco de bálsamo, un poco de miel, aromas y mirra, nueces y almendras.
43:12 Y tomad en vuestras manos doble cantidad de dinero, y llevad en vuestra mano el dinero vuelto en las bocas de vuestros costales; quizá fue equivocación.
43:13 Tomad también a vuestro hermano, y levantaos, y volved a aquel varón.
43:14 Y el Dios Omnipotente os dé misericordia delante de aquel varón, y os suelte al otro vuestro hermano, y a este Benjamín. Y si he de ser privado de mis hijos, séalo.
43:15 Entonces tomaron aquellos varones el presente, y tomaron en su mano doble cantidad de dinero, y a Benjamín; y se levantaron y descendieron a Egipto, y se presentaron delante de José.
43:16 Y vio José a Benjamín con ellos, y dijo al mayordomo de su casa: Lleva a casa a esos hombres, y degüella una res y prepárala, pues estos hombres comerán conmigo al mediodía.
43:17 E hizo el hombre como José dijo, y llevó a los hombres a casa de José.
43:18 Entonces aquellos hombres tuvieron temor, cuando fueron llevados a casa de José, y decían: Por el dinero que fue devuelto en nuestros costales la primera vez nos han traído aquí, para tendernos lazo, y atacarnos, y tomarnos por siervos a nosotros, y a nuestros asnos.
43:19 Y se acercaron al mayordomo de la casa de José, y le hablaron a la entrada de la casa.
43:20 Y dijeron: Ay, señor nuestro, nosotros en realidad de verdad descendimos al principio a comprar alimentos.
43:21 Y aconteció que cuando llegamos al mesón y abrimos nuestros costales, he aquí el dinero de cada uno estaba en la boca de su costal, nuestro dinero en su justo peso; y lo hemos vuelto a traer con nosotros.
43:22 Hemos también traído en nuestras manos otro dinero para comprar alimentos; nosotros no sabemos quién haya puesto nuestro dinero en nuestros costales.
43:23 El les respondió: Paz a vosotros, no temáis; vuestro Dios y el Dios de vuestro padre os dio el tesoro en vuestros costales; yo recibí vuestro dinero. Y sacó a Simeón a ellos.
43:24 Y llevó aquel varón a los hombres a casa de José; y les dio agua, y lavaron sus pies, y dio de comer a sus asnos.
43:25 Y ellos prepararon el presente entretanto que venía José a mediodía, porque habían oído que allí habrían de comer pan.
43:26 Y vino José a casa, y ellos le trajeron el presente que tenían en su mano dentro de la casa, y se inclinaron ante él hasta la tierra.
43:27 Entonces les preguntó José cómo estaban, y dijo: ¿Vuestro padre, el anciano que dijisteis, lo pasa bien? ¿Vive todavía?
43:28 Y ellos respondieron: Bien va a tu siervo nuestro padre; aún vive. Y se inclinaron, e hicieron reverencia.
43:29 Y alzando José sus ojos vio a Benjamín su hermano, hijo de su madre, y dijo: ¿Es éste vuestro hermano menor, de quien me hablasteis? Y dijo: Dios tenga misericordia de ti, hijo mío.
43:30 Entonces José se apresuró, porque se conmovieron sus entrañas a causa de su hermano, y buscó dónde llorar; y entró en su cámara, y lloró allí.
43:31 Y lavó su rostro y salió, y se contuvo, y dijo: Poned pan.
43:32 Y pusieron para él aparte, y separadamente para ellos, y aparte para los egipcios que con él comían; porque los egipcios no pueden comer pan con los hebreos, lo cual es abominación a los egipcios.
43:33 Y se sentaron delante de él, el mayor conforme a su primogenitura, y el menor conforme a su menor edad; y estaban aquellos hombres atónitos mirándose el uno al otro.
43:34 Y José tomó viandas de delante de sí para ellos; mas la porción de Benjamín era cinco veces mayor que cualquiera de las de ellos. Y bebieron, y se alegraron con él.
Tercera Lectura
Salmos 34
34:1 Bendeciré a Jehová en todo tiempo;
Su alabanza estará de continuo en mi boca.
34:2 En Jehová se gloriará mi alma;
Lo oirán los mansos, y se alegrarán.
34:3 Engrandeced a Jehová conmigo,
Y exaltemos a una su nombre.
34:4 Busqué a Jehová, y él me oyó,
Y me libró de todos mis temores.
34:5 Los que miraron a él fueron alumbrados,
Y sus rostros no fueron avergonzados.
34:6 Este pobre clamó, y le oyó Jehová,
Y lo libró de todas sus angustias.
34:7 El ángel de Jehová acampa alrededor de los que le temen,
Y los defiende.
34:8 Gustad, y ved que es bueno Jehová;
Dichoso el hombre que confía en él.
34:9 Temed a Jehová, vosotros sus santos,
Pues nada falta a los que le temen.
34:10 Los leoncillos necesitan, y tienen hambre;
Pero los que buscan a Jehová no tendrán falta de ningún bien.
34:11 Venid, hijos, oídme;
El temor de Jehová os enseñaré.
34:12 ¿Quién es el hombre que desea vida,
Que desea muchos días para ver el bien?
34:13 Guarda tu lengua del mal,
Y tus labios de hablar engaño.
34:14 Apártate del mal, y haz el bien;
Busca la paz, y síguela.
34:15 Los ojos de Jehová están sobre los justos,
Y atentos sus oídos al clamor de ellos.
34:16 La ira de Jehová contra los que hacen mal,
Para cortar de la tierra la memoria de ellos.
34:17 Claman los justos, y Jehová oye,
Y los libra de todas sus angustias.
34:18 Cercano está Jehová a los quebrantados de corazón;
Y salva a los contritos de espíritu.
34:19 Muchas son las aflicciones del justo,
Pero de todas ellas le librará Jehová.
34:20 El guarda todos sus huesos;
Ni uno de ellos será quebrantado.
34:21 Matará al malo la maldad,
Y los que aborrecen al justo serán condenados.
34:22 Jehová redime el alma de sus siervos,
Y no serán condenados cuantos en él confían.
Lucas 24:1-12
24:1 El primer día de la semana, muy de mañana, vinieron al sepulcro, trayendo las especias aromáticas que habían preparado, y algunas otras mujeres con ellas.
24:2 Y hallaron removida la piedra del sepulcro;
24:3 y entrando, no hallaron el cuerpo del Señor Jesús.
24:4 Aconteció que estando ellas perplejas por esto, he aquí se pararon junto a ellas dos varones con vestiduras resplandecientes;
24:5 y como tuvieron temor, y bajaron el rostro a tierra, les dijeron: ¿Por qué buscáis entre los muertos al que vive?
24:6 No está aquí, sino que ha resucitado. Acordaos de lo que os habló, cuando aún estaba en Galilea,
24:7 diciendo: Es necesario que el Hijo del Hombre sea entregado en manos de hombres pecadores, y que sea crucificado, y resucite al tercer día.
24:8 Entonces ellas se acordaron de sus palabras,
24:9 y volviendo del sepulcro, dieron nuevas de todas estas cosas a los once, y a todos los demás.
24:10 Eran María Magdalena, y Juana, y María madre de Jacobo, y las demás con ellas, quienes dijeron estas cosas a los apóstoles.
24:11 Mas a ellos les parecían locura las palabras de ellas, y no las creían.
24:12 Pero levantándose Pedro, corrió al sepulcro; y cuando miró dentro, vio los lienzos solos, y se fue a casa maravillándose de lo que había sucedido.
Segunda Lectura
Génesis 43
43:1 El hambre era grande en la tierra;
43:2 y aconteció que cuando acabaron de comer el trigo que trajeron de Egipto, les dijo su padre: Volved, y comprad para nosotros un poco de alimento.
43:3 Respondió Judá, diciendo: Aquel varón nos protestó con ánimo resuelto, diciendo: No veréis mi rostro si no traéis a vuestro hermano con vosotros.
43:4 Si enviares a nuestro hermano con nosotros, descenderemos y te compraremos alimento.
43:5 Pero si no le enviares, no descenderemos; porque aquel varón nos dijo: No veréis mi rostro si no traéis a vuestro hermano con vosotros.
43:6 Dijo entonces Israel: ¿Por qué me hicisteis tanto mal, declarando al varón que teníais otro hermano?
43:7 Y ellos respondieron: Aquel varón nos preguntó expresamente por nosotros, y por nuestra familia, diciendo: ¿Vive aún vuestro padre? ¿Tenéis otro hermano? Y le declaramos conforme a estas palabras. ¿Acaso podíamos saber que él nos diría: Haced venir a vuestro hermano?
43:8 Entonces Judá dijo a Israel su padre: Envía al joven conmigo, y nos levantaremos e iremos, a fin de que vivamos y no muramos nosotros, y tú, y nuestros niños.
43:9 Yo te respondo por él; a mí me pedirás cuenta. Si yo no te lo vuelvo a traer, y si no lo pongo delante de ti, seré para ti el culpable para siempre;
43:10 pues si no nos hubiéramos detenido, ciertamente hubiéramos ya vuelto dos veces.
43:11 Entonces Israel su padre les respondió: Pues que así es, hacedlo; tomad de lo mejor de la tierra en vuestros sacos, y llevad a aquel varón un presente, un poco de bálsamo, un poco de miel, aromas y mirra, nueces y almendras.
43:12 Y tomad en vuestras manos doble cantidad de dinero, y llevad en vuestra mano el dinero vuelto en las bocas de vuestros costales; quizá fue equivocación.
43:13 Tomad también a vuestro hermano, y levantaos, y volved a aquel varón.
43:14 Y el Dios Omnipotente os dé misericordia delante de aquel varón, y os suelte al otro vuestro hermano, y a este Benjamín. Y si he de ser privado de mis hijos, séalo.
43:15 Entonces tomaron aquellos varones el presente, y tomaron en su mano doble cantidad de dinero, y a Benjamín; y se levantaron y descendieron a Egipto, y se presentaron delante de José.
43:16 Y vio José a Benjamín con ellos, y dijo al mayordomo de su casa: Lleva a casa a esos hombres, y degüella una res y prepárala, pues estos hombres comerán conmigo al mediodía.
43:17 E hizo el hombre como José dijo, y llevó a los hombres a casa de José.
43:18 Entonces aquellos hombres tuvieron temor, cuando fueron llevados a casa de José, y decían: Por el dinero que fue devuelto en nuestros costales la primera vez nos han traído aquí, para tendernos lazo, y atacarnos, y tomarnos por siervos a nosotros, y a nuestros asnos.
43:19 Y se acercaron al mayordomo de la casa de José, y le hablaron a la entrada de la casa.
43:20 Y dijeron: Ay, señor nuestro, nosotros en realidad de verdad descendimos al principio a comprar alimentos.
43:21 Y aconteció que cuando llegamos al mesón y abrimos nuestros costales, he aquí el dinero de cada uno estaba en la boca de su costal, nuestro dinero en su justo peso; y lo hemos vuelto a traer con nosotros.
43:22 Hemos también traído en nuestras manos otro dinero para comprar alimentos; nosotros no sabemos quién haya puesto nuestro dinero en nuestros costales.
43:23 El les respondió: Paz a vosotros, no temáis; vuestro Dios y el Dios de vuestro padre os dio el tesoro en vuestros costales; yo recibí vuestro dinero. Y sacó a Simeón a ellos.
43:24 Y llevó aquel varón a los hombres a casa de José; y les dio agua, y lavaron sus pies, y dio de comer a sus asnos.
43:25 Y ellos prepararon el presente entretanto que venía José a mediodía, porque habían oído que allí habrían de comer pan.
43:26 Y vino José a casa, y ellos le trajeron el presente que tenían en su mano dentro de la casa, y se inclinaron ante él hasta la tierra.
43:27 Entonces les preguntó José cómo estaban, y dijo: ¿Vuestro padre, el anciano que dijisteis, lo pasa bien? ¿Vive todavía?
43:28 Y ellos respondieron: Bien va a tu siervo nuestro padre; aún vive. Y se inclinaron, e hicieron reverencia.
43:29 Y alzando José sus ojos vio a Benjamín su hermano, hijo de su madre, y dijo: ¿Es éste vuestro hermano menor, de quien me hablasteis? Y dijo: Dios tenga misericordia de ti, hijo mío.
43:30 Entonces José se apresuró, porque se conmovieron sus entrañas a causa de su hermano, y buscó dónde llorar; y entró en su cámara, y lloró allí.
43:31 Y lavó su rostro y salió, y se contuvo, y dijo: Poned pan.
43:32 Y pusieron para él aparte, y separadamente para ellos, y aparte para los egipcios que con él comían; porque los egipcios no pueden comer pan con los hebreos, lo cual es abominación a los egipcios.
43:33 Y se sentaron delante de él, el mayor conforme a su primogenitura, y el menor conforme a su menor edad; y estaban aquellos hombres atónitos mirándose el uno al otro.
43:34 Y José tomó viandas de delante de sí para ellos; mas la porción de Benjamín era cinco veces mayor que cualquiera de las de ellos. Y bebieron, y se alegraron con él.
Tercera Lectura
Salmos 34
34:1 Bendeciré a Jehová en todo tiempo;
Su alabanza estará de continuo en mi boca.
34:2 En Jehová se gloriará mi alma;
Lo oirán los mansos, y se alegrarán.
34:3 Engrandeced a Jehová conmigo,
Y exaltemos a una su nombre.
34:4 Busqué a Jehová, y él me oyó,
Y me libró de todos mis temores.
34:5 Los que miraron a él fueron alumbrados,
Y sus rostros no fueron avergonzados.
34:6 Este pobre clamó, y le oyó Jehová,
Y lo libró de todas sus angustias.
34:7 El ángel de Jehová acampa alrededor de los que le temen,
Y los defiende.
34:8 Gustad, y ved que es bueno Jehová;
Dichoso el hombre que confía en él.
34:9 Temed a Jehová, vosotros sus santos,
Pues nada falta a los que le temen.
34:10 Los leoncillos necesitan, y tienen hambre;
Pero los que buscan a Jehová no tendrán falta de ningún bien.
34:11 Venid, hijos, oídme;
El temor de Jehová os enseñaré.
34:12 ¿Quién es el hombre que desea vida,
Que desea muchos días para ver el bien?
34:13 Guarda tu lengua del mal,
Y tus labios de hablar engaño.
34:14 Apártate del mal, y haz el bien;
Busca la paz, y síguela.
34:15 Los ojos de Jehová están sobre los justos,
Y atentos sus oídos al clamor de ellos.
34:16 La ira de Jehová contra los que hacen mal,
Para cortar de la tierra la memoria de ellos.
34:17 Claman los justos, y Jehová oye,
Y los libra de todas sus angustias.
34:18 Cercano está Jehová a los quebrantados de corazón;
Y salva a los contritos de espíritu.
34:19 Muchas son las aflicciones del justo,
Pero de todas ellas le librará Jehová.
34:20 El guarda todos sus huesos;
Ni uno de ellos será quebrantado.
34:21 Matará al malo la maldad,
Y los que aborrecen al justo serán condenados.
34:22 Jehová redime el alma de sus siervos,
Y no serán condenados cuantos en él confían.
Día 2 DE FEBRERO
- PRIMERA LECTURA: LUCAS, Capitulo 23, Versiculos 26 al 56
23:26 Y llevándole, tomaron a cierto Simón de Cirene, que venía del campo, y le pusieron encima la cruz para que la llevase tras Jesús.
23:27 Y le seguía gran multitud del pueblo, y de mujeres que lloraban y hacían lamentación por él.
23:28 Pero Jesús, vuelto hacia ellas, les dijo: Hijas de Jerusalén, no lloréis por mí, sino llorad por vosotras mismas y por vuestros hijos.
23:29 Porque he aquí vendrán días en que dirán: Bienaventuradas las estériles, y los vientres que no concibieron, y los pechos que no criaron.
23:30 Entonces comenzarán a decir a los montes: Caed sobre nosotros; y a los collados: Cubridnos.
23:31 Porque si en el árbol verde hacen estas cosas, ¿en el seco, qué no se hará?
23:32 Llevaban también con él a otros dos, que eran malhechores, para ser muertos.
23:33 Y cuando llegaron al lugar llamado de la Calavera, le crucificaron allí, y a los malhechores, uno a la derecha y otro a la izquierda.
23:34 Y Jesús decía: Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen. Y repartieron entre sí sus vestidos, echando suertes.
23:35 Y el pueblo estaba mirando; y aun los gobernantes se burlaban de él, diciendo: A otros salvó; sálvese a sí mismo, si éste es el Cristo, el escogido de Dios.
23:36 Los soldados también le escarnecían, acercándose y presentándole vinagre,
23:37 y diciendo: Si tú eres el Rey de los judíos, sálvate a ti mismo.
23:38 Había también sobre él un título escrito con letras griegas, latinas y hebreas: ESTE ES EL REY DE LOS JUDÍOS.
23:39 Y uno de los malhechores que estaban colgados le injuriaba, diciendo: Si tú eres el Cristo, sálvate a ti mismo y a nosotros.
23:40 Respondiendo el otro, le reprendió, diciendo: ¿Ni aun temes tú a Dios, estando en la misma condenación?
23:41 Nosotros, a la verdad, justamente padecemos, porque recibimos lo que merecieron nuestros hechos; mas éste ningún mal hizo.
23:42 Y dijo a Jesús: Acuérdate de mí cuando vengas en tu reino.
23:43 Entonces Jesús le dijo: De cierto te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso.
23:44 Cuando era como la hora sexta, hubo tinieblas sobre toda la tierra hasta la hora novena.
23:45 Y el sol se oscureció, y el velo del templo se rasgó por la mitad.
23:46 Entonces Jesús, clamando a gran voz, dijo: Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu. Y habiendo dicho esto, expiró.
23:47 Cuando el centurión vio lo que había acontecido, dio gloria a Dios, diciendo: Verdaderamente este hombre era justo.
23:48 Y toda la multitud de los que estaban presentes en este espectáculo, viendo lo que había acontecido, se volvían golpeándose el pecho.
23:49 Pero todos sus conocidos, y las mujeres que le habían seguido desde Galilea, estaban lejos mirando estas cosas.
23:50 Había un varón llamado José, de Arimatea, ciudad de Judea, el cual era miembro del concilio, varón bueno y justo.
23:51 Este, que también esperaba el reino de Dios, y no había consentido en el acuerdo ni en los hechos de ellos,
23:52 fue a Pilato, y pidió el cuerpo de Jesús.
23:53 Y quitándolo, lo envolvió en una sábana, y lo puso en un sepulcro abierto en una peña, en el cual aún no se había puesto a nadie.
23:54 Era día de la preparación, y estaba para comenzar el día de reposo.
23:55 Y las mujeres que habían venido con él desde Galilea, siguieron también, y vieron el sepulcro, y cómo fue puesto su cuerpo.
23:56 Y vueltas, prepararon especias aromáticas y ungüentos; y descansaron el día de reposo, conforme al mandamiento.
Segunda Lectura:
Genesis 42
42:1 Viendo Jacob que en Egipto había alimentos, dijo a sus hijos: ¿Por qué os estáis mirando?
42:2 Y dijo: He aquí, yo he oído que hay víveres en Egipto; descended allá, y comprad de allí para nosotros, para que podamos vivir, y no muramos.
42:3 Y descendieron los diez hermanos de José a comprar trigo en Egipto.
42:4 Mas Jacob no envió a Benjamín, hermano de José, con sus hermanos; porque dijo: No sea que le acontezca algún desastre.
42:5 Vinieron los hijos de Israel a comprar entre los que venían; porque había hambre en la tierra de Canaán.
42:6 Y José era el señor de la tierra, quien le vendía a todo el pueblo de la tierra; y llegaron los hermanos de José, y se inclinaron a él rostro a tierra.
42:7 Y José, cuando vio a sus hermanos, los conoció; mas hizo como que no los conocía, y les habló ásperamente, y les dijo: ¿De dónde habéis venido? Ellos respondieron: De la tierra de Canaán, para comprar alimentos.
42:8 José, pues, conoció a sus hermanos; pero ellos no le conocieron.
42:9 Entonces se acordó José de los sueños que había tenido acerca de ellos, y les dijo: Espías sois; por ver lo descubierto del país habéis venido.
42:10 Ellos le respondieron: No, señor nuestro, sino que tus siervos han venido a comprar alimentos.
42:11 Todos nosotros somos hijos de un varón; somos hombres honrados; tus siervos nunca fueron espías.
42:12 Pero José les dijo: No; para ver lo descubierto del país habéis venido.
42:13 Y ellos respondieron: Tus siervos somos doce hermanos, hijos de un varón en la tierra de Canaán; y he aquí el menor está hoy con nuestro padre, y otro no parece.
42:14 Y José les dijo: Eso es lo que os he dicho, afirmando que sois espías.
42:15 En esto seréis probados: Vive Faraón, que no saldréis de aquí, sino cuando vuestro hermano menor viniere aquí.
42:16 Enviad a uno de vosotros y traiga a vuestro hermano, y vosotros quedad presos, y vuestras palabras serán probadas, si hay verdad en vosotros; y si no, vive Faraón, que sois espías.
42:17 Entonces los puso juntos en la cárcel por tres días.
42:18 Y al tercer día les dijo José: Haced esto, y vivid: Yo temo a Dios.
42:19 Si sois hombres honrados, quede preso en la casa de vuestra cárcel uno de vuestros hermanos, y vosotros id y llevad el alimento para el hambre de vuestra casa.
42:20 Pero traeréis a vuestro hermano menor, y serán verificadas vuestras palabras, y no moriréis. Y ellos lo hicieron así.
42:21 Y decían el uno al otro: Verdaderamente hemos pecado contra nuestro hermano, pues vimos la angustia de su alma cuando nos rogaba, y no le escuchamos; por eso ha venido sobre nosotros esta angustia.
42:22 Entonces Rubén les respondió, diciendo: ¿No os hablé yo y dije: No pequéis contra el joven, y no escuchasteis? He aquí también se nos demanda su sangre.
42:23 Pero ellos no sabían que los entendía José, porque había intérprete entre ellos.
42:24 Y se apartó José de ellos, y lloró; después volvió a ellos, y les habló, y tomó de entre ellos a Simeón, y lo aprisionó a vista de ellos.
42:25 Después mandó José que llenaran sus sacos de trigo, y devolviesen el dinero de cada uno de ellos, poniéndolo en su saco, y les diesen comida para el camino; y así se hizo con ellos.
42:26 Y ellos pusieron su trigo sobre sus asnos, y se fueron de allí.
42:27 Pero abriendo uno de ellos su saco para dar de comer a su asno en el mesón, vio su dinero que estaba en la boca de su costal.
42:28 Y dijo a sus hermanos: Mi dinero se me ha devuelto, y helo aquí en mi saco. Entonces se les sobresaltó el corazón, y espantados dijeron el uno al otro: ¿Qué es esto que nos ha hecho Dios?
42:29 Y venidos a Jacob su padre en tierra de Canaán, le contaron todo lo que les había acontecido, diciendo:
42:30 Aquel varón, el señor de la tierra, nos habló ásperamente, y nos trató como a espías de la tierra.
42:31 Y nosotros le dijimos: Somos hombres honrados, nunca fuimos espías.
42:32 Somos doce hermanos, hijos de nuestro padre; uno no parece, y el menor está hoy con nuestro padre en la tierra de Canaán.
42:33 Entonces aquel varón, el señor de la tierra, nos dijo: En esto conoceré que sois hombres honrados: dejad conmigo uno de vuestros hermanos, y tomad para el hambre de vuestras casas, y andad,
42:34 y traedme a vuestro hermano el menor, para que yo sepa que no sois espías, sino hombres honrados; así os daré a vuestro hermano, y negociaréis en la tierra.
42:35 Y aconteció que vaciando ellos sus sacos, he aquí que en el saco de cada uno estaba el atado de su dinero; y viendo ellos y su padre los atados de su dinero, tuvieron temor.
42:36 Entonces su padre Jacob les dijo: Me habéis privado de mis hijos; José no parece, ni Simeón tampoco, y a Benjamín le llevaréis; contra mí son todas estas cosas.
42:37 Y Rubén habló a su padre, diciendo: Harás morir a mis dos hijos, si no te lo devuelvo; entrégalo en mi mano, que yo lo devolveré a ti.
42:38 Y él dijo: No descenderá mi hijo con vosotros, pues su hermano ha muerto, y él solo ha quedado; y si le aconteciere algún desastre en el camino por donde vais, haréis descender mis canas con dolor al Seol.
Tercera Lectura:
Lucas 24:1-12
24:1 El primer día de la semana, muy de mañana, vinieron al sepulcro, trayendo las especias aromáticas que habían preparado, y algunas otras mujeres con ellas.
24:2 Y hallaron removida la piedra del sepulcro;
24:3 y entrando, no hallaron el cuerpo del Señor Jesús.
24:4 Aconteció que estando ellas perplejas por esto, he aquí se pararon junto a ellas dos varones con vestiduras resplandecientes;
24:5 y como tuvieron temor, y bajaron el rostro a tierra, les dijeron: ¿Por qué buscáis entre los muertos al que vive?
24:6 No está aquí, sino que ha resucitado. Acordaos de lo que os habló, cuando aún estaba en Galilea,
24:7 diciendo: Es necesario que el Hijo del Hombre sea entregado en manos de hombres pecadores, y que sea crucificado, y resucite al tercer día.
24:8 Entonces ellas se acordaron de sus palabras,
24:9 y volviendo del sepulcro, dieron nuevas de todas estas cosas a los once, y a todos los demás.
24:10 Eran María Magdalena, y Juana, y María madre de Jacobo, y las demás con ellas, quienes dijeron estas cosas a los apóstoles.
24:11 Mas a ellos les parecían locura las palabras de ellas, y no las creían.
24:12 Pero levantándose Pedro, corrió al sepulcro; y cuando miró dentro, vio los lienzos solos, y se fue a casa maravillándose de lo que había sucedido.
miércoles, 3 de febrero de 2010
Día 1 DE FEBRERO
- PRIMERA LECTURA: LUCAS, Capitulo 23 , Versiculos 1 al 25
- SEGUNDA LECTURA: GENESIS, CAPITULO 41
- TERCERA LECTURA: SALMO 32
32:2 Bienaventurado el hombre a quien Jehová no culpa de iniquidad,
Y en cuyo espíritu no hay engaño.
32:3 Mientras callé, se envejecieron mis huesos
En mi gemir todo el día.
32:4 Porque de día y de noche se agravó sobre mí tu mano;
Se volvió mi verdor en sequedades de verano. Selah
32:5 Mi pecado te declaré, y no encubrí mi iniquidad.
Dije: Confesaré mis transgresiones a Jehová;
Y tú perdonaste la maldad de mi pecado.
32:6 Por esto orará a ti todo santo en el tiempo en que puedas ser hallado;
Ciertamente en la inundación de muchas aguas no llegarán éstas a él.
32:7 Tú eres mi refugio; me guardarás de la angustia;
Con cánticos de liberación me rodearás. Selah
32:8 Te haré entender, y te enseñaré el camino en que debes andar;
Sobre ti fijaré mis ojos.
32:9 No seáis como el caballo, o como el mulo, sin entendimiento,
Que han de ser sujetados con cabestro y con freno,
Porque si no, no se acercan a ti.
32:10 Muchos dolores habrá para el impío;
Mas al que espera en Jehová, le rodea la misericordia.
32:11 Alegraos en Jehová y gozaos, justos;
Y cantad con júbilo todos vosotros los rectos de corazón.
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